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sino por ella, al final de este despertar definitivo viene con el tiempo la consecuencia: el suicidio
o el restablecimiento: “Basta con la simple inquietud para ser el comienzo de todo” (Camus,
1995, p. 28). En un sentido más amplio, Camus no trata de definir el absurdo sino enumerar los
sentimientos que nos llevan a él.
Camus insiste sobre lo habitual y mecánico de la vida del hombre: la rutina de la vida
cotidiana, el todos los días tener que levantarse a las 5:30 am, la preocupación por la vida, todo
eso nos lleva al cansancio y nos obliga a preguntarnos por el sentido de la vida y son, por
tanto, la primera prueba de su absurdidad:
Levantarse, coger el tranvía, cuatro horas de oficina o de fábrica, la comida, el tranvía,
cuatro horas de trabajo, la cena, el sueño y lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y
sábado con el mismo ritmo, es una ruta que se sigue fácilmente durante la mayor parte
del tiempo. Pero un día surge el "por qué" y todo comienza con esa lasitud teñida de
asombro (Camus, 1995, p. 27).
El sentimiento del absurdo nace de la rutina ciega y sin sentido de la cotidianidad, produce el
hastío de ese vivir mecánico y anulador de la persona, y así se llega al cansancio de la vida.
Para que se origine ese cambio de actitud ante el mundo, es necesario que se produzca el
distanciamiento entre el hombre y su vivir diario. Este alejamiento hace que el hombre se
convierta en uno fuera de sí mismo, al no reconocerse en su estado anterior sometido a lo falso
e inútil de su vida diaria. En el hombre reflexivo, esos procesos concluyen en la angustia.
Dentro del sentimiento del absurdo, el hombre ve al tiempo como enemigo, el tiempo se
convierte en enemigo del hombre, porque este, lo va encaminado hacia la muerte, en donde
termina el recorrido del hombre en la vida y eso es absurdo. La conciencia de estar
radicalmente sometido al tiempo aterra y genera en los hombres el sentimiento de lo absurdo.
La muerte aparece como la alienación fundamental. No hay mañana ni porvenir, porque la
muerte destruye todas las ilusiones del hombre.
Otra de las vías por las que podemos experimentar el absurdo es a través del intelecto, en
este plano Camus se da cuenta que el universo es irracional, es decir, se escapa a los
principios de la razón humana por la imposibilidad del hombre de distinguir lo verdadero de lo
falso, imposibilidad de comprender de unificar, fracaso del conocimiento científico y del
conocimiento de nosotros mismos. En otras palabras, según Luppe: “El mundo se resiste a
nuestro apetito racional, y nuestra razón no puede hacer transparente el mundo” (1970, p. 38).
Para el hombre, comprender el mundo es reducirlo a lo humano, del mismo modo, el
espíritu que trata de comprender la realidad no puede considerarse satisfecho salvo si se
reduce a términos del pensamiento. La ciencia y la filosofía analítica con su método abren toda
una serie de conocimientos que explican un número determinado de fenómenos y hechos,
buscan conocer, pero no dan consuelo al hombre. Camus señala que la razón por sí sola no
puede explicar o buscar una salida al absurdo, tiene su límite: “Lo irracional, la nostalgia
humana y lo absurdo que se enfrentan, termina con toda opción lógica que es capaz una
existencia” (Camus, 1995, p. 44), el problema del absurdo para el autor es que este está
presente en el hombre siempre.
El mundo, sordo, niega toda posibilidad de significado. La lucidez de la conciencia,
enfrentada a la irracionalidad de un mundo sin oídos y equilibrio, hacen brotar desde dentro el
El absurdo en la obra de Albert Camus. Vol. 1 Num. 1 (2021) Páginas. 8-16