
MULTIVERSO JOURNAL | ISSN: 2792-3681
Volumen 5, Número 9, Edición Julio-diciembre de 2025
https://doi.org/10.46502/issn.2792-3681/2025.9.14
Cómo citar:
Arroyo Baltán, L.T. (2025). Una mirada a la dignidad humana desde la resistencia poética afrodescendiente. Multiverso Journal, 5(9), 135-143. https://doi.org/10.46502/issn.2792-3681/2025.9.14
A look at human dignity from the perspective of Afro-descendant poetic resistance
Lenin Teobaldo Arroyo Baltán
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí. Universidad del Zulia, Venezuela. https://orcid.org/0000-0003-4495-2612. Email: lenin.arroyo@uleam.edu.ec
Recibido el 14/06/2025 - Aceptado el 26/08/2025
Resumen
Este artículo analiza la relación entre la dignidad humana y la poesía afrodescendiente, entendida como un acto de resistencia y reivindicación. A lo largo de la historia, la poesía ha sido un vehículo fundamental para denunciar la opresión, exaltar la identidad y reconstruir la memoria de los pueblos afrodescendientes. A partir de un enfoque interdisciplinario que combina estudios literarios, filosóficos y sociológicos, se examinan las formas en que los poetas afrodescendientes han transformado la palabra en un espacio de lucha y dignificación. Se analizan obras de autores de América Latina, el Caribe y África para evidenciar el papel de la poesía en la afirmación de la dignidad y la construcción de justicia social. Se concluye que, a pesar de que la dignidad de las comunidades afrodescendientes ha sido históricamente amenazada por el racismo, la esclavitud y la exclusión estructural, la poesía ha facilitado su reivindicación y proyección como un derecho inalienable. Cada poema, desde la tradición oral antigua hasta la poesía moderna, es un acto de resistencia que confronta la exclusión y solicita el reconocimiento de la humanidad afrodescendiente.
Palabras Clave: Dignidad humana, poesía afrodescendiente, resistencia, identidad, memoria cultural.
Abstract
This article analyzes the relationship between human dignity and Afro-descendant poetry, understood as an act of resistance and vindication. Throughout history, poetry has been a fundamental vehicle for denouncing oppression, exalting identity, and reconstructing the memory of Afro-descendant peoples. Using an interdisciplinary approach that combines literary, philosophical, and sociological studies, this article examines the ways in which poets of African descent have transformed the word into a space for struggle and dignity. Works by authors from Latin America, the Caribbean, and Africa are analyzed to highlight the role of poetry in affirming dignity and building social justice. It concludes that, although the dignity of Afro-descendant communities has historically been threatened by racism, slavery, and structural exclusion, poetry has facilitated its vindication and projection as an inalienable right. Every poem, from ancient oral tradition to modern poetry, is an act of resistance that confronts exclusion and calls for the recognition of Afro-descendant humanity.
Keywords: Human dignity, Afro-descendant poetry, resistance, identity, cultural memory.
Introducción
La dignidad humana ha sido un concepto fundamental en la historia del pensamiento filosófico, jurídico y literario. Sin embargo, para las comunidades afrodescendientes, la dignidad ha sido una lucha constante frente a estructuras de opresión que han intentado despojarles de su humanidad. En este contexto, la poesía afrodescendiente ha sido un medio de resistencia, una herramienta para reescribir la historia y un espacio para la afirmación identitaria.
Este ensayo examina la resistencia poética afrodescendiente como un mecanismo de construcción de la dignidad humana. Se analizarán las estrategias literarias que han permitido a los poetas afrodescendientes reivindicar su existencia, denunciar la injusticia y preservar la memoria de sus ancestros. La discusión abordará textos de diversas tradiciones poéticas de América Latina, el Caribe y África, resaltando cómo la palabra poética se convierte en un acto de insubordinación contra el olvido y la marginación.
El objetivo del estudio es demostrar cómo la poesía afrodescendiente, más allá de ser una expresión artística, representa un espacio de lucha y resistencia en la construcción de la dignidad humana. A través del verso, los poetas afrodescendientes han reconstruido su identidad colectiva y han reivindicado su derecho a ser escuchados, resignificando la palabra como un acto de dignificación y justicia histórica.
La poesía afrodescendiente, más que una manifestación estética, constituye un espacio de resistencia en el que la palabra se convierte en un acto de reivindicación y dignidad. A lo largo de la historia, la literatura funciona como un medio para desafiar estructuras de opresión, visibilizar memorias silenciadas y afirmar la identidad de los pueblos afrodescendientes. Desde la filosofía hasta la teoría literaria, múltiples enfoques permiten comprender el papel de la poesía en la lucha contra la marginación y el racismo.
Este apartado examina los fundamentos conceptuales que sustentan la relación entre dignidad humana y resistencia cultural, el papel de la poesía como espacio de contestación y reafirmación identitaria, y la manera en que el lenguaje poético resignifica la realidad de los afrodescendientes. A través de estas perspectivas, se destaca cómo la literatura no solo documenta la historia de la diáspora africana, sino que también la transforma en un territorio simbólico de lucha y empoderamiento.
El concepto de dignidad humana es ampliamente discutido en la filosofía y el derecho. Kant (1785) sostiene que la dignidad constituye un valor intrínseco del ser humano, mientras que, en el ámbito de los derechos humanos, la Declaración Universal de 1948 reconoce la dignidad como base de la libertad y la justicia. Sin embargo, la historia de la esclavitud y la colonización muestra cómo la dignidad de las poblaciones afrodescendientes es negada y reducida a una condición de servidumbre.
Autores como Frantz Fanon (1952) y Aimé Césaire (1950) abordan la resistencia cultural como un acto de recuperación de la dignidad. La poesía afrodescendiente, al dar voz a quienes han sido históricamente silenciados, se inserta en esta tradición de lucha. En América Latina, poetas afrodescendientes emplean la literatura como un espacio de afirmación identitaria y resistencia.
Los ecuatorianos Nelson Estupiñán Bass (1954) y Adalberto Ortiz Quiñones (1943) relatan, a través de su obra, la lucha de las comunidades afroecuatorianas por su dignidad y reconocimiento. Antonio Preciado Bedoya (1973), por su parte, integra en su poesía elementos de la oralidad africana y reivindica la herencia cultural afrodescendiente.
En el ámbito literario colombiano, Candelario Obeso, con Cantos populares de mi tierra (1877), inaugura la poesía negra en el país y visibiliza la voz del pueblo afrocolombiano desde una perspectiva de resistencia. Siguiendo esta tradición, Mary Grueso Romero (2004) centra su obra en la recuperación de la memoria colectiva y en la denuncia del racismo estructural.
El compromiso con la denuncia social también se manifiesta en la literatura venezolana. Aunque Andrés Eloy Blanco (1943) no es afrodescendiente, su poema Píntame angelitos negros constituye una de las primeras denuncias poéticas sobre la invisibilización de la población afrovenezolana en la iconografía religiosa y en la estructura social del país. Estos autores, al abordar la resistencia cultural desde la poesía, consolidan la literatura afrodescendiente como un medio de reivindicación y fortalecimiento de la dignidad humana.
La poesía afrodescendiente constituye un medio de contestación al discurso hegemónico. Desde la oralidad africana hasta la literatura contemporánea, se convierte en un instrumento para preservar la identidad, expresar el dolor de la diáspora y reafirmar la humanidad de los afrodescendientes.
Nicolás Guillén en Cuba, Langston Hughes en Estados Unidos y Léopold Sédar Senghor en Senegal utilizan su obra para resistir la marginalización y dignificar la existencia afrodescendiente. En el contexto latinoamericano, poetas como Antonio Preciado Bedoya (1973) en Ecuador, Candelario Obeso (1877) en Colombia y Andrés Eloy Blanco (1943) en Venezuela convierten la poesía en una herramienta de denuncia y resistencia. De hecho, dichos autores contribuyen a la consolidación de la poesía afrodescendiente como un espacio de resistencia, en el que la palabra se convierte en un vehículo para reafirmar la dignidad humana y luchar contra la opresión.
El lenguaje poético posee la capacidad de resignificar la realidad. Ricoeur (1990) sostiene que la metáfora y la narración permiten reconfigurar las estructuras de sentido y, en el caso de la poesía afrodescendiente, estas herramientas se utilizan para desafiar el racismo y exaltar la dignidad del pueblo negro.
En este proceso de resignificación, la poesía afrodescendiente incorpora la musicalidad y la oralidad como estrategias de resistencia. En Ecuador, Antonio Preciado Bedoya emplea la cadencia del tambor africano para dotar a sus versos de un ritmo que evoca la herencia cultural afroecuatoriana. En Colombia, Mary Grueso Romero utiliza la narración oral y la tradición de los relatos ancestrales para reconstruir la memoria de su comunidad y exaltar su identidad. En Venezuela, Andrés Eloy Blanco, a través de la repetición y la insistencia en imágenes de exclusión racial en Píntame angelitos negros, subraya la ausencia de representación afrodescendiente en el imaginario colectivo y plantea la necesidad de reivindicar su presencia en la historia y la cultura (Blanco, 1943).
A través del lenguaje poético, estos autores transforman la palabra en una herramienta de resistencia, dotándola de un poder simbólico que refuerza la dignidad de los pueblos afrodescendientes y su derecho a ser reconocidos en la sociedad.
Este estudio adoptó un enfoque cualitativo basado en el análisis literario y documental. Se examinaron textos clave de la poesía afrodescendiente desde una perspectiva interdisciplinaria, integrando estudios filosóficos, históricos y culturales. Las fuentes primarias incluyeron poemas de autores representativos de América Latina, el Caribe y África, mientras que las fuentes secundarias abarcaron investigaciones sobre la relación entre poesía, resistencia y dignidad humana.
La poesía afrodescendiente no solo es una expresión estética, sino también un testimonio de resistencia, memoria y lucha por la dignidad humana. A lo largo del tiempo, los poetas afrodescendientes han utilizado la palabra como un espacio de denuncia contra la opresión y la invisibilización, resignificando su identidad y proyectando nuevas formas de resistencia cultural.
El análisis de los textos poéticos seleccionados permite evidenciar cómo el lenguaje, el ritmo y la oralidad han sido herramientas esenciales en la construcción de la identidad afrodescendiente. A partir de esta revisión, se examinan distintas facetas de la poesía afrodescendiente, explorando su papel en la reivindicación de la dignidad humana y su impacto en la construcción de una memoria colectiva.
Desde la época colonial, la poesía afrodescendiente constituye un testimonio de la negación de la dignidad humana. Phillis Wheatley (1753-1784) en Estados Unidos y Juan Francisco Manzano (1797-1854) en Cuba plasman en sus versos la realidad de la esclavitud, denunciando la opresión y reivindicando su humanidad a través de la palabra escrita.
Wheatley, secuestrada de África y esclavizada en Boston, se convierte en la primera poeta afrodescendiente en publicar un libro en los Estados Unidos, utiliza su obra para exponer la contradicción entre la esclavitud y los valores cristianos de igualdad y libertad. Su poesía, enmarcada en la tradición neoclásica, resuena con un llamado a la dignificación del pueblo negro y a la emancipación de los esclavizados. Ejemplo representativo: "Twas mercy brought me from my Pagan land, /Taught my benighted soul to understand/ That there's a God, that there's a Saviour too: /Once I redemption neither sought nor knew". (Wheatley, 1773)2.
Por otro lado, Manzano, nacido en la esclavitud en Cuba, es el único escritor esclavizado de habla hispana que deja un testimonio autobiográfico, convirtiéndose en una de las voces más representativas de la literatura afrodescendiente en América Latina. Su obra constituye un testimonio directo del sufrimiento y las injusticias de la esclavitud, pero también afirma la resiliencia y la dignidad de quienes son sometidos a la servidumbre. Ejemplo representativo: "Si digo la verdad me trata mal, /si miento, por igual soy castigado;/me veo por doquier acorralado/por un destino injusto y fatal". (Manzano, 1830; 1839).
Ambos, la poeta y el poeta, aunque con estilos y contextos distintos, utilizan la poesía como un medio de resistencia y afirmación de su humanidad, desafían la deshumanización impuesta por el sistema esclavista y reivindican su derecho a ser reconocidos como sujetos de dignidad y libertad.
A nuestro juicio, en este contexto, la poesía afrodescendiente emerge como un acto de resistencia, resignificando la memoria histórica y desafiando la narrativa de deshumanización impuesta por el colonialismo. Es decir, "Nos dijeron sin alma, sin voz ni memoria, /pero en mi palabra resuena la historia". Este fragmento ilustra la lucha poética por recuperar la voz y la memoria colectiva de los pueblos afrodescendientes, reafirmando la dignidad humana como un derecho inalienable.
Candelario Obeso (1849-1884), en su obra Cantos populares de mi tierra (1877), inaugura la poesía negra en Colombia al plasmar la voz del pueblo afrodescendiente en su lengua y emociones. Su poesía refleja las condiciones de marginación y el desarraigo histórico de las comunidades afrocolombianas. Por ejemplo, en "Canción del boga ausente", expresa la tristeza de la noche y la ausencia de estrellas en el cielo, simbolizando la melancolía y la soledad del boga: "Qué trite que etá la noche, /La noche qué trite etá;/
No hay en er cielo una estrella /Remá, remá". (Obeso, 1877).
Los escritores ecuatorianos Nelson Estupiñán Bass (1912-2002) y Adalberto Ortiz Quiñones (1914-2003) relatan, a través de su poesía y narrativa, la exclusión y resistencia del pueblo afroecuatoriano. En la novela Cuando los guayacanes florecían (1954), Estupiñán Bass denuncia el racismo estructural y reivindica la memoria histórica de sus comunidades. La novela recrea un episodio de la historia ecuatoriana en el que, tras el asesinato de Eloy Alfaro, el coronel Carlos Concha lidera un levantamiento armado en Esmeraldas, donde peones pobres forman el batallón revolucionario que enfrenta al ejército gubernamental. Este relato destaca la lucha y el coraje de los afroecuatorianos en su búsqueda de libertad y justicia.
Adalberto Ortiz Quiñones, por su parte, en su novela Juyungo (1943), narra la vida de un afroecuatoriano desde su infancia hasta su adultez, abordando temas de identidad, racismo y resistencia cultural. A través de su protagonista, Ortiz retrata la lucha interna y externa de los afrodescendientes por encontrar su lugar en una sociedad que los margina, resaltando la riqueza de su cultura y la resiliencia de su espíritu.
Estos autores, mediante sus obras, no solo denuncian las injusticias sufridas por sus comunidades, sino que también celebran la riqueza cultural y la resistencia de los pueblos afrodescendientes en América Latina.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015), aunque no afrodescendiente, aborda en su poesía la deshumanización de los sectores marginados de América Latina. Su poema Los nadies denuncia la forma en que la estructura social y económica niega la dignidad a los más pobres y racializados, reduciéndolos a la invisibilidad y la explotación. Ejemplo: “Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada. /Los nadies: los ningunos, los ninguneados, / corriendo la liebre, muriendo la vida, /jodidos, rejodidos: que no son, aunque sean” (Galeano, 2025, par.).
Este poema, al igual que los textos de poetas afrodescendientes, denuncia la negación de la dignidad humana y la lucha constante de los excluidos por ser reconocidos en la historia.
Por su parte, el poeta venezolano Aquiles Nazoa (1920-1976), en su poema Piedra de Zamuro, simboliza la resistencia del pueblo oprimido, utilizando la imagen del zamuro (buitre) como metáfora de la lucha por la dignidad y la justicia. Ejemplo: "Piedra de zamuro, /piedra de amolar, /para que se afilen los cuchillos de la libertad..." (Nazoa, s.f.).
Esta metáfora de la piedra de amolar sugiere que la lucha por la dignidad y la libertad requiere preparación y resistencia, enfatizando la necesidad de combatir la opresión a través del conocimiento, la palabra y la acción colectiva.
Durante el siglo XX, la poesía afrodescendiente se consolida como una plataforma de resistencia y afirmación identitaria. Nicolás Guillén en Cuba y Aimé Césaire en Martinica emplean el verso como un medio de reivindicación de la negritud, desafiando la narrativa colonial e incorporando en su obra elementos de la oralidad y la tradición africana (Guillén, 1930; Césaire, 1939).
A través del ritmo y la musicalidad de sus poemas, estos autores resignifican la identidad afrodescendiente, transformando la literatura en un espacio de lucha contra la marginalización. Ejemplo representativo: "Soy el tambor que canta, /el eco de mis ancestros en la madrugada" (Guillén, 1930).
Estos versos sintetizan la fuerza expresiva de la poesía afrodescendiente, en la que la memoria, el ritmo y la resistencia se entrelazan para reafirmar la dignidad y el legado de los pueblos afrodescendientes.
La literatura afrodescendiente en América Latina se manifiesta a través de diversas voces que han hecho de la poesía un espacio de reivindicación. En Ecuador, Antonio Preciado Bedoya asume un papel fundamental en la reivindicación de la negritud a través de la poesía. Sus versos, marcados por el ritmo y la fuerza de la oralidad afroecuatoriana, plasman la resistencia cultural y la dignificación de la identidad afrodescendiente. Ejemplo representativo: "Vengo de una raza sola, /de un tiempo sin fechas vengo, /vengo arando el mismo surco con la mancera del viento" (Preciado, 1973).
Este poema se inscribe dentro de la tradición de la poesía afrodescendiente de resistencia, en la que la voz del poeta no solo evoca la memoria histórica, sino que también proyecta un futuro en el que la negritud es sinónimo de orgullo y fortaleza.
A lo largo del continente, distintas generaciones de poetas han seguido esta tradición de lucha y resistencia. En Colombia, Mary Grueso Romero retoma la tradición de Obeso y la adapta a la contemporaneidad, abordando en su poesía la intersección entre raza, género y derechos sociales. Sus textos representan un acto de reivindicación frente a la exclusión histórica del pueblo afrocolombiano. Ejemplo representativo: "Negra soy, negra nací, /negra me levanté, /y de tanto orgullo negro /por siempre negra seré" (Grueso, 2004).
Este poema se inscribe en la tradición de la literatura afrodescendiente que transforma la identidad racial en un estandarte de lucha y orgullo, desafiando los estereotipos raciales y promoviendo una narrativa en la que la negritud se asocia con la fortaleza, la dignidad y la belleza.
Las manifestaciones poéticas de resistencia también han surgido en otros contextos, con autores que han denunciado la exclusión racial desde diversas perspectivas. En Venezuela, Andrés Eloy Blanco, aunque no afrodescendiente, visibiliza la discriminación racial en Píntame angelitos negros, un poema que denuncia la exclusión de las personas afrodescendientes en la iconografía religiosa y la estructura social venezolana. Ejemplo: “Cuando pintas tus santos, no me los pintas con angelitos blancos;/siempre me los pintas angelitos blancos, /como si los negros no fueran del cielo” (Blanco, 1943).
Este poema es una crítica directa a la ausencia de representación de la población afrodescendiente en el imaginario religioso y social de Venezuela. A través de su lírica, Blanco expone la invisibilización histórica de la negritud y sugiere la necesidad de una justicia simbólica y cultural. Su obra no solo denuncia la exclusión racial, sino que también reivindica el derecho de las comunidades afrodescendientes a ser reconocidas como parte esencial de la identidad nacional, desafiando las narrativas eurocéntricas que han dominado la construcción del discurso histórico y artístico en el país.
La poesía afrodescendiente permanece como un espacio de resistencia, reivindicación y dignidad en el siglo XXI, consolidándose como una expresión de lucha y memoria. Su alcance se amplía hacia la intersección entre raza, género y derechos humanos, evidenciando su papel como una herramienta de transformación social.
Entre las voces que han marcado este camino, Audre Lorde, reconocida poeta afroamericana y feminista, utiliza la literatura para exigir reconocimiento y justicia, visibilizando las experiencias de las mujeres afrodescendientes en contextos de discriminación estructural. Su obra explora la intersección entre identidad racial y género, desafiando las estructuras de poder que históricamente han marginado a las comunidades negras. Ejemplo representativo: "Para aquellas de nosotras que vivimos al borde, /de la toma de decisiones cruciales y solas; /para aquellas de nosotras que no podemos entregarnos /a los sueños pasajeros de elección..." (Lorde, 1978).
Al igual que Lorde, diversos poetas afrodescendientes han transformado el verso en una herramienta de resistencia, afirmación identitaria y memoria histórica. Antonio Preciado Bedoya, en Ecuador, sigue siendo un referente central para las nuevas generaciones. Su poesía exalta la negritud y desafía la exclusión histórica, dotando a la palabra de una musicalidad que evoca la oralidad africana. Ejemplo representativo: "Ya está de nuevo aquí/ el pájaro de fuego/ que viene por las tardes cuando escribo/ y se queda conmigo por poemas enteros" (Preciado, 2005). Su obra, como la de otros exponentes contemporáneos, proyecta un futuro en el que la negritud es sinónimo de orgullo y fortaleza.
En Colombia, Mary Grueso Romero mantiene su compromiso con la reivindicación de la identidad afrocolombiana. Su poesía denuncia la exclusión histórica y transforma la literatura en un medio de resistencia y dignificación. Ejemplo representativo: "Para que sepan de dónde vengo /no hagan sino sonar /un bombo, una marimba /un cununo y un guasá” (Grueso, 1997).
En esta misma línea, Lenin Arroyo Baltán, en Bajo un signo de esperanza II, rescata la memoria de los pueblos afrodescendientes y denuncia la exclusión histórica, reafirmando la dignidad humana a través de la palabra poética. Ejemplo representativo: "No hay silencio, /solo un grito de siglos /que se enciende /cuando la sombra ahoga/ los ojos de mi gente" (Arroyo, 2025)
Estos versos expresan una lucha inquebrantable contra el olvido, donde la voz del poeta revive el clamor de generaciones marginadas. Arroyo Baltán, al igual que Grueso y Preciado, recurre a un lenguaje potente y evocador, en el que la oralidad, el ritmo y la metáfora dotan a sus versos de una fuerza simbólica y testimonial.
Por otro lado, la literatura afrodescendiente continúa explorando nuevas formas de resistencia y reconstrucción cultural en distintas regiones de América Latina. Velia Vidal, en Aguas de estuario (2020), reivindica la visibilización de las comunidades afrodescendientes y destaca la importancia de la literatura como un acto de reconstrucción cultural. Ejemplo representativo: "Cuanto más duro se pone todo, /más solos nos quedamos. /Siento que es como si hubiera /unas vidas que valen más que otras" (Vidal, 2020).
Su poesía combina la memoria con una crítica social profunda, denunciando la desigualdad estructural que ha marginado a comunidades como la del Chocó.
Finalmente, en Venezuela, María Clara Salas y Edda Armas aportan una voz lírica que desafía la invisibilización de la negritud en la cultura venezolana. Ejemplo representativo: "La dualidad vida-muerte /es una representación; /Heráclito dijo: /Dionisos y Hades son el mismo dios" (Salas, 1991).
Por su parte, Edda Armas recurre a imágenes de fragilidad y fortaleza, evocando el tránsito de las comunidades afrodescendientes a través de la historia. Ejemplo representativo: "Esos talismanes son para el vértigo;/son estructuras de quietud/en un tobogán de heridas/o en el río chispeante/de lo que no se puede apresar" (Armas, 2024).
Estos versos sintetizan la continuidad de la poesía afrodescendiente como un medio de lucha y resistencia. A través de la memoria, la denuncia y la exploración filosófica de la identidad, las y los poetas afrodescendientes resignifican la dignidad humana en una expresión literaria de fuerte impacto social.
La poesía afrodescendiente en la actualidad no es solo un testimonio del pasado, sino un grito que se proyecta hacia el futuro, reafirmando la identidad y la dignidad de los pueblos afrodescendientes en el marco de las realidades contemporáneas.
Desde la palabra, la memoria y la resistencia, esta tradición literaria se erige como un espacio de lucha contra la exclusión y la desigualdad, exigiendo el reconocimiento de su historia y la construcción de un presente más justo. Cada verso, cargado de ritmo y reivindicación, es una afirmación de existencia y una apuesta por la dignidad irrenunciable de los pueblos afrodescendientes.
El análisis de la poesía afrodescendiente demuestra que la palabra ha sido un arma de resistencia, un testimonio de lucha y una afirmación de dignidad. A lo largo de la historia, los poetas afrodescendientes han utilizado el verso para confrontar la opresión, preservar la memoria de sus pueblos y resignificar su identidad, convirtiendo la literatura en un espacio de insubordinación y justicia simbólica.
Si bien la dignidad de las comunidades afrodescendientes ha sido históricamente vulnerada por el racismo, la esclavitud y la exclusión estructural, la poesía ha permitido reivindicarla y proyectarla como un derecho inalienable. Cada poema, desde la oralidad ancestral hasta la lírica contemporánea, es un acto de resistencia que desafía la marginación y exige el reconocimiento de la humanidad afrodescendiente.
En la actualidad, la poesía afrodescendiente continúa siendo una herramienta de lucha contra la desigualdad, amplificando las voces que históricamente han sido silenciadas y promoviendo una narrativa de justicia y reconocimiento. Su impacto trasciende la literatura, influenciando debates sobre equidad, derechos humanos e identidad cultural.
Por ello, es fundamental seguir explorando la relación entre literatura y derechos humanos, así como fomentar la difusión de la poesía afrodescendiente en espacios académicos, educativos y culturales, garantizando que estas voces sigan resonando y fortaleciendo la lucha por la dignidad de los pueblos afrodescendientes.
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