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MULTIVERSO JOURNAL | ISSN: 2792-3681
Volumen 2, Número 3, Edición Julio-diciembre de 2022
https://doi.org/10.46502/issn.2792-3681/2022.3.2
Cómo citar:
Lobo, A. (2022). De la intelectualidad y compromiso político con un estatus civilista. Multiverso Journal, 2(3), 21-31.
https://doi.org/10.46502/issn.2792-3681/2022.3.2
De la intelectualidad y compromiso político con un estatus
civilista
Of the intelligentsia and political commitment to a civilist status
Álvaro Lobo
Recibido el 12/03/2022 - Aceptado el 15/06/2022
Resumen
El presente texto se elaboró como una manifestación consciente de la necesidad de asumir, en
lo personal, una postura política frente a la realidad de la cual se es sujeto histórico y observador
activo. Por ello es posible, desde la fuerza del conocimiento, la convicción de una madurez
intelectual alcanzada y una permanente sensibilidad social, compartir de manera propositiva esta
acuciosa reflexión y ejercicio académico personal. El objetivo principal es aproximar la tesis a la
comunidad de intelectuales y científicos sociales para experimentar sinergias ideológicas y
conceptuales que acarician la utopía de un mundo diferente. Como un abordaje metodológico de
fundamentación documental, el ensayo soporta su verificación en los aportes de respetados
teóricos y autores de las ciencias sociales, como punto de apoyo para insistir con una propuesta
teórica que, en matices varios, ha estado en las voces de personajes de época. En el entendido
de caracterizarse el presente trabajo en el marco de una indagación documental, producto de la
lectura del acontecer histórico, los resultados están sujetos al escrutinio de la comunidad
intelectual, y con suerte someterse a valoración. Finalmente, dada las condiciones de signos
apocalípticos que hoy enfrenta la sociedad, la consigna es un mundo más humanizado.
Palabras Claves: postura política, propuesta teórica, comunidad intelectual, sinergias
ideológicas, pensamiento crítico.
Abstract
This text was prepared as a conscious manifestation of the need to assume, personally, a political
position in the face of the reality of which one is a historical subject and an active observer.
For this reason, it is possible, from the force of knowledge, the conviction of an attained intellectual
maturity and a permanent social sensitivity, to share this meticulous reflection and personal
academic exercise in a purposeful way.
Personal docente y de investigación en la Universidad del Atlántico en Barranquilla, Colombia. Doctor en Ciencia Política por la
Universidad del Zulia. ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-4944-0798. Email: aloboalvis@gmail.com
Lobo, A. / Vol. 2 Núm. 3 (2022) Páginas. 21-31
Multiverso Journal publica bajo una licencia de Creative Commons Attribution 4.0 International (CC BY 4.0)
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The main objective is to bring the thesis closer to the community of intellectuals and social
scientists to experience ideological and conceptual synergies that caress the utopia of a different
world. As a methodological approach of documentary foundation, the essay supports its
verification in the contributions of respected theorists and authors of the social sciences, as a
point of support to insist with a theoretical proposal that, in various nuances, has been in the
voices of characters from epoch. In the understanding of characterizing the present work within
the framework of a documentary inquiry, product of the reading of historical events, the results
are subject to scrutiny by the intellectual community, and hopefully be subject to evaluation.
Finally, given the conditions of apocalyptic signs that society faces today, the slogan is a more
humanized world.
Keywords: political position, theoretical proposal, intellectual community, ideological synergies.
Introducción
El tema a tratar a continuación tiene la particularidad de hacer resonancia del ejercicio
académico como quiera que se expone desde las trincheras del conocimiento, la institucionalidad
escolarizada y la formación humanística. En ese orden de ideas, el desarrollo del texto deposita
en el lector un tema que ha sido objeto de recurrentes tratamientos en las ciencias sociales y
connotados teóricos como una insistencia adyacente al acontecer de fenómenos históricos y
realidades fácticas. Ahonda, pues, el interés del tema en la conciencia perceptiva de
acontecimientos históricos en las últimas cinco décadas que marcan las instituciones en las
naciones y regiones de este lado del orbe. En un primer bloque, se reconocen los eventos que
permiten la condición de un individuo ilustrado, por el privilegio de acceder a la educación, ya
desde procesos auto formativos; o bien desde la formación académica, y sus beneficios para el
ejercicio reflexivo.
Continúa en el segundo bloque o sección, con la fortaleza esclarecedora del conocimiento
abordado desde dimensiones epistémicas y su innegable importancia en lo que es el tercer punto
que se expone, el crecimiento intelectual. El bloque siguiente o cuarto, da a conocer, desde esta
reflexión, las consideraciones que permiten construir un ser latinoamericano desde su propia
esencia, con historia propia y la fortaleza emergida de la larga resiliencia por la experiencia
histórica y el decante de un ser nuevo, con una nueva visión de su razón existencial, a partir de
la tesis de la epistemología de la otredad y, finalmente, desde la concepción de naturaleza
epistémica compartida, la consideración de un proyecto de nación región que le permita
enfrentar a los países latinoamericanos las presiones de un mundo de imbricaciones globales y
poderes sectorizados. Como resultado de este ejercicio intelectual, se comparte la presente
reflexión con la certeza de exponer puntos de vistas inspirados en los aportes de agudos teóricos
y la evidencia de la innegable realidad.
El privilegio de la educación
Transcurre el siglo XXI con dos de sus más grandes conquistas, la Tecnología y el
Conocimiento, en una suerte de consustancialidad al ser la una fuente u origen de la otra, si se
lo quiere ver de manera relacional. Se pondera aquí el estado de una sociedad mediada,
informada y, sobre todo, inserta en una concepción de la innovación continua y la vigencia
efímera que tipifica una sociedad consumista y utilitarista de sus logros. Ello no sería objeto de
reparo, si no fuera porque estas circunstancias no han llevado a la formación de una mejor
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sociedad en términos de valoración humana, dejando entrever el peso de una gran paradoja:
somos más avanzados en el conocimiento y muy regresivos en la condición humana.
En estas condiciones se desenvuelve la educación académica y, quizás también, la
educación en general, cuyo rasgo distintivo es ser instruccionista, modeladora de un saber hacer
y muy poco de un ser alternativo, emancipado.
Asistimos hoy a una serie de fenómenos que resquebraja la arquitectura, ya de por si
débil, del humanismo que entronizado desde la Ilustración ha pervivido en la sociedad
contemporánea y que ya había sido advertido por pensadores de un siglo XX temprano, en los
umbrales de un capitalismo mutante y avasallador de la dignidad humana, al constatar que aquel
movimiento disruptivo guardaba en su propio seno la contradicción de combatir el mito y
convertirse en eso ella misma
3
, así lo sostienen Horkheimer y Adorno en sus tesis “El mito es ya
ilustración; la ilustración recae en mitología” (Horkheimer & Adorno, 1994) Desde luego, no se le
endilga únicamente al capitalismo la degradación de lo humano, como que la civilización transita
ha milenios en la segmentación de la sociedad. No obstante, cabe recordar que el momento
actual goza del acumulado de conocimientos de la civilización para experimentar avances más
profundos en el campo del saber, en tanto se afirman núcleos de poder que se los apropia para
beneficios de sus intereses.
En este contexto surgen personajes de reconocido impacto en el mundo que se abrogan
el derecho, y acaso la obligación, de subvertir el ordenamiento mundial amén del papel
hegemónico e imperialista que los anima. En efecto, al igual que ayer, se afirman polos de
dominio que configuran ejes de poder en pugna, cuyo margen de maniobra marca posiciones
geoestratégicas dominantes. Así vistas las cosas, se infiere una relación centro-periférica que
fundamenta su conexión en la satisfacción inequitativa, cuando no es nula, de intereses
relacionados.
En estas circunstancias, los países de la periferia de este lado del orbe escasamente
pueden satisfacer las necesidades de su población, de ala constante en las condiciones de
nivel de desarrollo y dependencia que ostentan los países latinoamericanos. En este marco se
sustantiva el rol de la intelectualidad latinoamericana, en ser consciente del privilegio de haber
accedido a una formación profesional del conocimiento por encima de un gran porcentaje de la
población, lo que significa ampliar una visión de la realidad que trasciende los momentos
históricos, desentraña las vinculaciones relacionales y/o causales de los hechos y posibilita la
habilidad de posturas alternativas ante el desgaste de paradigmas disfuncionales. Constituye,
pues, una oportunidad de trascenderse como ser histórico.
Del compromiso esclarecedor del conocimiento
En este orden de ideas, el ser educado con las orientaciones de formación actuales acusa
un estado de moldeamiento profesional alineado en la Racionalidad Instrumental propia del
sistema productivo imperante. Esto es posible por el andamiaje de este, cuya estructura
3
Se conocen las profundas reflexiones y estudios críticos de Horkheimer y Adorno que objetivan el poder de la racionalidad de la
ilustración en el marco de la cual esta pretende eliminar la fuerza de la mitología que subyuga al hombre, antepone el imperativo de
la razón y convierte el saber de la ciencia, el conocimiento, en la égida bajo la cual se somete al ser humano ya no al criterio de la
certeza, sino a la explotación y dominio de la naturaleza, se convierte, así, en el mito del nuevo paradigma productivo.
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ideológica se fortalece en una especie de sinergia sistémica del orden global a través de dictados
financieros, empréstitos, racionalización de gastos y reformas estructurales del aparato estatal,
entre otras. Se observa, pues, en estas circunstancias el surgimiento de políticas de
reestructuración en el sistema educativo que moldean el criterio de formación en dirección al
sistema productivo, bajo la égida de instituciones rectoras del orden global como el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y/o el Banco Mundial (BM). Al respecto:
Al aplicarse el principio de la libre movilidad del capital en el servicio educativo, lo que en
realidad ocurre, como en el caso de la sociedad entera, es el desplazamiento de la razón social
por la razón económica, con lo cual la formación universitaria tiende a perder su sentido
humanista y social para convertirse en un servicio mercantil lucrativo que únicamente ofrece a
los jóvenes adiestramiento y capacitación en habilidades y competencias específicas
demandadas por el aparato productivo, soslayándose la creatividad y el pensamiento crítico,
valores sin demanda efectiva en el mercado por ser poco o nada apreciados por el mercado
productivo ya que los empresarios no requieren profesionales o técnicos formados en esos
valores, muchas veces considerados subversivos” (Ornelas, 2009, p 91).
Ciertamente la experiencia ha demostrado que el campo de las humanidades no
representa para los intereses de sistema productivo la opción profesional que requiere para su
sostenimiento y contrariamente se les señala de focos de desestabilización y sospechosa
formación. Las estrategias van desde una campaña amplia de publicidad por las carreras
técnicas como lo que “necesita el país”, hasta la desincentivación por los recortes o ausencia de
presupuesto que llevan a desaparecer programas so pretexto de poco rentables, como se
observa sobre todo en el sector público. En efecto,
…sobre todo, la educación pública resulta socialmente onerosa al ofrecer carreras
profesionales con baja demanda efectiva en el sector productivo, tales como Filosofía y Letras,
Sociología, Historia, Antropología y otras más cuyo financiamiento se considera un derroche de
los recursos fiscales. (Ornelas, 2009, p. 94)
Ahora bien, el escenario no es más que la puja de fuerzas en un contexto asimétrico de
posibilidades de defensa que honre por parte de las instituciones blicas de educación superior
su derecho a la autonomía institucional. No hay tal cuando se trata de subsistencia, de tal manera
que la pervivencia de los programas humanísticos se asume como férrea defensa desde adentro
del claustro por parte de la comunidad universitaria y en una suerte de repercusión pública en la
sociedad, las intentonas de desaparecer programas vuelven a mimetizarse en las complejas
redes de la política neoliberal. Así se han conservado carreras de las ciencias humanas en
algunos centros universitarios del orden público y privado, en un contexto histórico que acusa
tensiones socioculturales, objeto de recurrentes luchas de algunas partes de la sociedad civil,
con su mejor y acaso único activo, su voz de conciencia colectiva.
Dada esta realidad, toma importancia el papel de los intelectuales para la construcción
testimonial de los fenómenos sociales que no puede ser algo distinto al papel que han
desempeñado, desde distintas orillas individuos comprometidos. En efecto, “… el intelectual
sabe que su misión más importante es la de ser la conciencia crítica de su tiempo” (Borón, 2005,
p.130) No obstante, hay que reconocer que el tema ha sido objeto de múltiples reflexiones y de
no pocas polémicas sobre todo en las primeras décadas del siglo pasado cuando la afluencia de
posturas teóricas se diseminó a lo largo y ancho del viejo continente al tenor de agitados
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movimientos y revoluciones sociales, suscitando adherencias ideológicas entre muchos
intelectuales.
Pero los momentos históricos marcan su impronta y el de hoy ha consolidado su doctrina
con el concurso convencido de los intelectuales que han sabido interpretar los acontecimientos
sociales y los factores que confluyen en ellos para marcar, casi que, bajo una atmosfera mítica,
la realización personal. Son estas las expectativas que se convierten, a su vez, en motor del
sistema al empoderar una sociedad consumista en un mercado que todo lo ofrece.
Desde luego, para el hombre de la calle trascender los valores en los cuales se estructura
su conciencia le es difícil siquiera percibir el otro lado de la burbuja que traza los hilos de una
sociedad reificada. Es en este contexto hic et nunc, en que están llamados los intelectuales a
jugar un papel muy importante en la prospectiva de nuevas alternativas y generadores de nuevas
conciencias de la realidad histórica que hace curso. De ahí que la inestabilidad de conciencia o
de posicionamiento que aqueja a los intelectuales en la esfera de lo periférico es un estado propio
de la conciencia mítica que se nos inocula de manera verticalizada, por lo tanto:
El problema de la creación de un nuevo grupo intelectual consiste, por lo tanto, en elaborar
críticamente la actividad que existe en cada uno en cierto grado de desarrollo; modificando su
relación con el esfuerzo nervioso-muscular en un nuevo equilibrio, y logrando que el mismo
esfuerzo nervioso-muscular, en tanto elemento de una actividad práctica general, que renueva
constantemente el mundo físico y social, llegue a ser el fundamento de una nueva e integral
concepción del mundo. (Gramsci, 2003, p.19)
Se pudiera aducir la libertad de escoger roles en un contexto donde la democracia lo
facilita todo y, sin osar en la pretensión de homogenizar posturas, cabría preguntarse si se tiene
claridad del mundo que vivimos. Ese, precisamente, es el punto focal de un nuevo requerimiento
intelectual, el desentrañamiento de las redes de poder que hoy articulan al mundo globalizado,
centralizado y periférico; de mayordomía y servidumbre, de privilegios excluyentes, por lo tanto,
hoy igual que otros tiempos:
…se trata de la interacción entre el grado de desarrollo de la conciencia de clase
(objetivado en una etapa histórica determinada) y la actividad de los individuos o grupos de
intelectuales surgidos sobre la base misma de ese grado de desarrollo de la conciencia (y por
tanto expresión de esa conciencia), pero que al mismo tiempo con su acción (“crítico-práctica”)
modifican esa base; es decir, contribuyen también al cambio en la “concepción del mundo” del
conjunto de la clase. (Yuchak, 2010, p.4)
Muy dado en nuestro medio, habida consideración de la tradición instrumental de los
perfiles profesionales, es la noción de realización personal en la sociedad y las expectativas
míticas de un ideal, como la ubicación de la labor intelectual con referencia a la naturaleza del
desempeño laboral. Así, partiendo de que la intelectualidad es inmanente al aprendizaje auto
formativo en su básica expresión, por un lado y la escolaridad superior, por otro lado, se descubre
que: “Todos los hombres son intelectuales, podríamos decir, pero no todos los hombres tienen
en la sociedad la función de intelectuales” (Gramsci, 2003, p. 19)
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Frente a la realidad fortalecida en la conciencia social, esta postura parece transgresora
del status quo, pero no sobra decir que este último es el resultado de un trabajo intelectual que
avivó su propósito en unos intereses de clase y privilegiada posición que constituyeron su marco
histórico, ya lo había advertido Gramsci al sostener que:
…el error metódico más difundido, en mi opinión, es el de haber buscado este criterio de
distinción en lo intrínseco de las actividades intelectuales y no, en cambio, en el conjunto de
sistemas de relaciones en que estas actividades se hallan (y por lo tanto los grupos que lo
representan) en el complejo general de las relaciones sociales… (Gramsci, 2003, p. 20)
En este marco de apertura y sin soslayar las potencialidades intelectuales de los seres
humanos, se comparte la necesidad de insinuar una actividad más pedagógica del intelectual
formado en la sociedad, basada en una concepción alternativa de la enseñanza.
Del crecimiento intelectual
Ante todo, no cabe ninguna duda que buena parte de los intelectuales están o han estado
vinculado a la academia y desde allí ejercen sus actividades reflexivas, pero no se debe llamar
a engaño al creer que esta condición los ubica en un ejercicio liberal del conocimiento en tanto
operador de currículas y un sistema escolarizado propio de la Tecnología educativa. De una u
otra manera, el que se comparta la inquietud del presente ensayo ha motivado para que se les
señale a los maestros como intelectuales orgánicos
4
; no obstante:
Es bien sabido que esta máxima ha sido empleada para resaltar la actividad reflexiva del
maestro en relación con su práctica diaria; es menos sabido que se refiere al desdoblamiento del
maestro, del pensador en el espejo de sí mismo. (Echeverry & Zuluaga, 2015, pp.111-125)
.
Ahora bien, se ubica al intelectual académico en un estado reflexión crítica de su ejercicio
pedagógico en la perspectiva de trascender su postura contemplativa: “…ya no de la trasmisión
de contenidos, del conocimiento, de la erudición, del saber hacer, sino del pensamiento como
acontecimiento complejo” (Martínez, 2003, p. 210). Por consiguiente, esta condición en
prevalecimiento del don intelectual poseído, es susceptible de constituirse en un agente de
cambio que coadyuve al equilibrio de maduración política de la sociedad. De tal manera que,
desde esta sucinta reflexión, se comparte la necesidad de repensar algunas entidades
conceptuales que han sido objeto de reduccionismo semántico, perdiendo potencialidades
significativas y, acaso, de su verdadera esencia etimológica. No se trata, aquí, de entrar en
disquisiciones teóricas, por señalamientos de negar la evolución del lenguaje, en cuanto que no
se está cayendo en esta postura, pero sí hay claridad del debilitamiento de conceptos con riesgos
de ser instrumentalizados para intereses o sistemas con solidez teórica estructural.
Por consiguiente, la propuesta de repensar el concepto de Enseñanza que hace Alberto
Martínez Boom desde el ámbito educativo propone: “…repensar la enseñanza como categoría
susceptible de ser reubicada y dotada de un nuevo sentido… por lo tanto, cuando hablo de
enseñanza no me estoy refiriendo a las formas de enseñar sino al concepto mismo de
enseñanza” (Martínez, 2003, p 186). Ahora bien, se sabe que con este único supuesto no se
garantiza el desprendimiento del concepto del circuito de racionalidad instrumental que domina
4
Al margen de las controversias que suscita el concepto, en este texto se asume el alcance del rmino para un intelectual consciente
con el momento histórico, pertenencia social o adhesión de grupo en su rol de orientación ideológica y/o política (Lobo, 2022).
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el acto comunicativo, por lo que el mismo Martínez propone darle a la enseñanza lo que llama la
vía del pensamiento (Martínez, 2003).
Aquí, es lícito, entonces, recordar que la normalidad que rodea a la categoría Enseñanza
se circunscribe al aula, a la institución escolar; a lo que acontece en estas y alineadas en un
engranaje sistémico de propósitos institucionales. La alternativa trasciende esta condición Lato
sensu y constituye:
…una renuncia a seguir reduciendo la enseñanza a lo que acontece en el salón de clase
y en la escuela, como preámbulo para un trabajo de reconocimiento y análisis del conjunto de
elementos y relaciones implicados en ella (conocimiento, lenguaje, cultura, lógica, ética,
aprendizaje, etc. (Martínez, 2003, p 207).
En efecto, es viable considerar la enseñanza en relación con el acontecimiento, por
demás vinculante de lo que acontece, pero que comporta trascendentalidad en la medida de
acoger ltiples variables de la realidad y cuyos entramados relacionales configuran un
acontecimiento complejo. Pero, además, este acontecimiento goza de historicidad cuyas redes
orgánicas en un campo amplio de operacionalización son objeto de manipulación y convertidas
en historia oficial en el entorno de la escolaridad. No obstante, esa característica tiene como
fortaleza su realidad histórica que asegura un “estar ahí”, la sujeción a la interpretación y el
análisis y, desde la perspectiva de la enseñanza que se propone, constituir en una acción
comunicativa discursiva, pues desemboca en: “…en una problematización y discusión
cooperativa de lo que en ella pretendía el hablante” (Mockus,1988).
Por ello, en la dirección de este pensamiento, es lícito relacionar el rol del intelectual con
el carácter reivindicativo de una postura pedagógica contrahegemónica (McLaren, 1994, 39), que
acuse el ejercicio de una orientación comunicativa esclarecedora y la construcción de opiniones
reflexivas respecto de la realidad histórica en curso.
De esa forma, el intelectual puede constituirse en orientador de alternativas, constructor
de horizontes prospectivos y armónicos con un estatus civilista.
De la vanguardia propositiva
Epistemologías de la otredad
Por lo que se refiere a las opciones que la condición de intelectualidad permite para la
asunción de una postura activa en la sociedad, es un hecho que, en buena medida, es asumida
desde la individualidad, lo cual no niega la cooptación por parte de circunstancias predominantes
de algunas de esas posturas. Para la presente reflexión es de interés perfilar la postura
propositiva del individuo desde su propia conciencia social, su sensibilidad humana y claridad
política, por consiguiente, desde su reconocimiento del otro y la inmanencia en la persona
humana.
En este punto de la reflexión, permítase esbozar a manera de excursus una pequeña
digresión: es la de reconocer la fuerte inclinación a atribuirle a los elementos que configuran la
noción de identidad, los fundamentos necesarios en la construcción de un marco epistémico para
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una comunidad; no obstante, la fuerza vinculante de la esencia ontológica que se prefiere
escudriñar resulta más esclarecedora para argumentar la propuesta de una epistemología de la
otredad. En el mismo sentido, cabe reconocer los aportes provenientes de las Ciencias sociales,
en donde se han establecido espacios de reflexión como los periódicos encuentros del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), institución internacional no-gubernamental
con status asociativo en la UNESCO, creada en 1967. De la misma manera, el reconocimiento
del aporte esclarecedor del teórico Boaventura de SOUSA SANTOS, con su tesis de las
Epistemologías del Sur y, de forma retroactiva, el enriquecimiento teórico de grandes personajes
que contribuyeron a forjar los ideales de una región con sentido de identidad, desde el siglo XIX,
y una pléyade de pensadores y dolientes de nuestra región a lo largo del XX.
Se insiste, entonces, en retomar el corpus teórico de la tradición epistemológica de
occidente, situarla en su contexto histórico, reconocerle su valor vanguardista y, sobre todo,
descubrir en ella el anidamiento de la fuerza de la autopoiesis que permite la emergencia de
nuevos grupos humanos enmarcados en su reconocimiento como entidad homologable a otros
grupos con las mismas capacidades de autoafirmación. Conviene aclarar que en nada esto
contraviene el concertaje propio de las redes de la globalización que hoy mantiene las relaciones
entre las naciones o bloques regionales, en los que indefectiblemente se cruzan intereses de los
países con resultados a la medida de supremacías autoproclamadas y los hoy llamados aliados
estratégicos en una relación claramente asimétrica de autodeterminación.
Frente a esta realidad, el reconocimiento de nuestras potencialidades debe emerger a
partir de la conciencia ontológica, es decir nuestra esencia y la resiliencia de un mestizaje
consumado que enriqueció el ser. Romper la atadura de la dependencia epistemológica, para
crear la propia, la epistemología de la otredad, en la que los otros somos los desnaturalizados
por las supremacías dejándonos sin rostro, sin alma. No obstante, la realidad se afirma desafiante
con sus sellos identitarios, las manifestaciones culturales son reflejo del ser que se afirma
sustancialmente desde su mundo material y espiritual. Es a como, contrario a la fuerte
tendencia de mestizaje cultural a que se ven sometidos pueblos latinoamericanos, persiste en
esencia la presencia de fuertes elementos supra- identitarios que mantienen lazos de sinergia
histórica y convergencias ontológicas innegables.
Es, pues, desde esta cosmogonía propia que nos hace ser el otro, el punto de partida
para reescribir la historia con una epistemología a nuestra medida, la epistemología de la otredad.
Proyecto alternativo de Nación Región
Insistir en la construcción de realidades alternativas que constituyan modus vivendi con
la fuerza paradigmática de hechos cumplidos, es someterse al escrutinio de una narrativa
fuertemente mediática, lo que no niega argumentos que la originen. En efecto, los intentos de
una integración regional a escala continental enmarcadas en sistemas productivos alternativos
en la región de América latina han dejado una estela de desencanto, siendo este el fenómeno
visible y motivador de las poblaciones en el rol político.
Sin embargo, frente a una exhaustiva reflexión, se descubre una serie de aristas que
rodean, y acaso justifican, el desenlace de aquellas intentonas. Así, por ejemplo, es una verdad
de a puño que cualquier dinámica en el sentido que nos ocupa no puede sustraerse de la fuerza
de una realidad global; de la misma manera, la aparición de opciones alternativas están
sometidas a la presión de un entramado de poder claramente identificado con dominio
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geoestratégico a nivel mundial; como quiera que, dado lo novedoso en la región, el fenómeno
hace curso de manera experimental, los matices de las decisiones del gobernante al frente han
sido del radicalismo extremo, hasta las suaves transiciones o las combinaciones de sistemas.
Sea cual fuere la forma, al final de la experiencia al tenor de los rminos postulados en
los sistemas políticos de esta parte de occidente, se evidencia, al ojo del análisis, fracturas de
procesos en curso, rezagos en diseños o maduración ideológica, estrategias de evasión o
blindaje frente a la arremetida de poderes globales y la desestabilización interna, como también
la evidente angustia de pervivencia y sostenibilidad de la gobernabilidad. Desde luego, esta
última resuelve en lo que más tarde habría de caracterizar la historia, en el mejor de los casos,
un tibio intento de propuesta alternativa o, por otro lado, la nefasta existencia de las denominadas
dictaduras.
Ahora bien, el predominio de las propuestas que han hecho curso en la mayoría, sino
todos, los países de la región latinoamericana están caracterizados por el adherimiento y
abordaje a las dinámicas de los postulados neoliberales y a su evolución al tenor de fenómenos
económicos, políticos y sociales a escala mundial.
En este contexto, observamos unos países con estructuras productivas y económicas
frágiles y dependientes, sometidas al vaivén de la economía global y las decisiones de países
dominantes. Así, las crisis en estas condiciones fueron paliadas por organismos internacionales
como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el llamado Consenso de Washington.
Se desprende aquí, el imperativo de estos países de asumir profundas reformas estructurales
para sintonizarse con las exigencias del decálogo del consenso, lo que permite aseverar que:
De esta forma, en consonancia con las políticas neoliberales, esta concepción contribuyó
a promover una vinculación entre los países de la región donde el centro de la misma fueron el
mercado y los capitales, relegando a un segundo plano a otras esferas de la integración, como
la política y la social, y a otros sujetos sociales que no eran de las clases dominantes o de sus
representantes en los gobiernos de los Estados. (Kan, 2018, p. 25)
Cabe recordar, entonces, que, en este modelo de integración regional neoliberal, de
carácter económico-comercialista, el estatus de nuestros países comparte condiciones de
transformaciones estructurales, referidas a una creciente concentración y centralización de
capitales; apertura de mercados. En lo atinente a los compromisos con entidades financieras
internacionales y en cumplimiento del Decálogo del consenso de Washington, son objetos de
una mayor disciplina fiscal, liberalización del sistema financiero, tipos de cambios competitivos,
liberalización del comercio exterior, eliminación de las restricciones para la inversión extranjera,
privatización de empresas estatales de servicios públicos, desregularización laboral y seguridad
de los derechos de propiedad.
Ante tales condiciones y ante el ejercicio del modelo económico neoliberal, los países del
orbe latinoamericano también comparten los flagelos de su aplicación como consecuencia de los
cambios estructurales en el: “Plano económico, político y social. Estos trajeron como
consecuencia la apertura indiscriminada de las economías latinoamericanas, un mayor
endeudamiento externo, reducción del salario real, altos índices de desocupación y el
empobrecimiento de las capas medias de la población” (Kan, 2018, p 18).
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Tal es la situación de los países de arraigo latino en el tercer mundo, que han
permanecido bajo las férulas de un gigante de mil cabezas que constriñe los ideales emanados
de la otrora Ilustración, relacionados con el estatus de un Estado- Nación y sus posibilidades de
autodeterminación soberana.
Conclusiones
En un mundo de diversidad de pensamientos, el presente ejercicio intelectual escudriña
la percepción de un ideal personal que se ha querido compartir con una comunidad, cuyo mérito
es el de tomarse el noble propósito de hacer reflexión sobre la realidad. Con un tono propositivo,
inicialmente, se comparte la condición de un estatus social y cultural en una sociedad
jerarquizada, al tenor de un acceso educacional que define, de por sí, posición escalonada. En
este aspecto cabe mencionar el beneficio de ser portador de conocimientos que habrán de
permitir un mayor margen de percepción de la realidad.
No obstante, se plantea ese acumulado de conocimientos, consciente de una suerte de
hermenéutica fenomenológica que opera en cada individuo, en función de un propósito y postura
activa a la cual se cursa invitación respetuosa. Seguidamente, en un acto de transparencia
ideológica se dan unas primeras posturas que adhieren a un futuro prospectivo alternativo para
esta parte del mundo en lo que respecta a una nueva consideración ontológica del ser
latinoamericano, partiendo de un marco epistemológico sembrado en el SER AQUÍ (asumido del
pensamiento de Heidegger), lo que, a su vez, motiva la necesidad de confrontar la realidad de
los poderes globalizados con una identificación de bloque regional con un mismo horizonte por
construir.
Así pues, el texto que expone la relación entre el ejercicio intelectual y la decisión de
contribuir activa o pasivamente, con un estatus civilista en la sociedad, no excede los principios
de libertad y derechos individuales en el afán propositivo que le acompaña. Mientras sí agota el
ejercicio hermenéutico para llamar la atención acerca del crecimiento del intelecto, la capacidad
clarificadora y, en un gesto de humildad introspectiva, se reconozca propio en la orilla que se
ubique, al fin y al cabo, las posiciones encontradas enriquecen el acervo civilista que le da
sentido a la humanidad.
Referencias Bibliográficas
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el pensamiento crítico. Obtenido de CLACSO:
http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20100610091219/alas05.pdf
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