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MULTIVERSO JOURNAL | ISSN: 2792-3681
Volumen 2, Número 3, Edición Julio-diciembre de 2022
https://doi.org/10.46502/issn.2792-3681/2022.3.4
Cómo citar:
Vargas Machado, C.A. (2022). Derecho a la verdad dentro del empoderamiento de víctimas en Colombia. Multiverso Journal, 2(3),
43-56. https://doi.org/10.46502/issn.2792-3681/2022.3.4
Derecho a la verdad dentro del empoderamiento de víctimas
en Colombia
Right to the truth within the empowerment of victims in Colombia
Camilo Andrés Vargas Machado

Recibido el 14/04/2022 - Aceptado el 22/06/2022
“Con que nos aprendamos: ‘Nadie podrá
llevar por encima de su corazón a nadie,
ni hacerle mal en su persona, aunque
piense y diga diferente’, salvamos este
país”,
Jaime Garzón (Santiago de Cali, 1997)
Resumen
El objetivo del artículo fue discutir las representaciones del derecho a la verdad como herramienta
de empoderamiento de las víctimas del conflicto armado en Colombia. Por lo demás, este
documento es producto de una investigación cualitativa, documental de tipo descriptivo, con
enfoque hermenéutico. En Colombia a partir del año 2016 el desarrollo del derecho a la verdad,
entendido desde la óptica del derecho internacional como medio de empoderamiento de las
víctimas del conflicto armado, donde se conceptuó que el Gobiernos Nacional, los Factores
Reales de Poder y la Sociedad podrían no estar permitiendo, ni exigiendo, que las víctimas
satisfagan su derecho a la verdad, que es tanto conocerla como expresarla. Se concluye que
para el ejercicio del derecho a la verdad puede tener un papel muy importante el reconocimiento
de experiencias, relatos y narraciones como medio para cultivar la tolerancia que solo se da con
el reconocimiento del otro, lo que incluye el empoderamiento a los agentes del Estado como
víctimas. Problemática que continua hasta hoy, por lo que se presenta una propuesta de solución
viable a través de acuerdos convergentes; con narrativa y reconocimientos de las partes
interesadas.
Palabras claves: víctima, conflicto armado, verdad y tolerancia, acuerdos convergentes,
violencia.
Este artículo se desarrolló en el contexto del Grupo de Investigación de Derecho de la Universidad Cooperativa de Colombia
UCCIDEGRUP.
 Personal docente y de investigación en Universidad Militar Nueva Granada, Colombia. ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-
0993-358X. Email: u0303623@unimilitar.edu.co
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Multiverso Journal publica bajo una licencia de Creative Commons Attribution 4.0 International (CC BY 4.0)
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Abstract
The objective of the article was to discuss the representations of the right to the truth as a tool for
the empowerment of the victims of the armed conflict in Colombia. Moreover, this document is
the product of a qualitative, descriptive documentary research, with a hermeneutic approach. In
Colombia as of 2016, the development of the right to the truth, understood from the perspective
of international law as a means of empowerment of the victims of the armed conflict, where it was
conceptualized that the National Government, the Real Factors of Power and Society might not
be allowing, nor demanding, that the victims satisfy their right to the truth, which is both to know
it and to express it. It is concluded that for the exercise of the right to the truth, the recognition of
experiences, stories and narratives can play a very important role as a means to cultivate
tolerance that only occurs with the recognition of the other, which includes the empowerment of
State agents as victims. This is a problem that continues to this day, which is why we present a
proposal for a viable solution through convergent agreements; with narrative and recognition of
the interested parties.
Keywords: victim, armed conflict, truth and tolerance, convergent agreements, violence.
Introducción
El proyecto de investigación planteado propone la revisión de las narrativas visibles en
la población vulnerable y sensible con ocasión de su condición como víctima del conflicto armado
o de la guerra en Colombia, con especial interés en las victimas agentes del Estado; que son o
fueron miembros del Ejército Nacional, como lo son los militares desaparecidos, fallecidos
(asesinados en acción), muertos en cautiverio (fallecidos durante secuestros), liberados (ex
secuestrados), heridos y lesionados (diversidad funcional), y privados de la libertad.
Se plantea como hipótesis que el desconocimiento y silenciación de la verdad que tiene
las victimas impedirá construir una nación en paz. Se plantea la importancia de escuchar y
reconocer las víctimas, y de considerar su verdad como importante. Esto es darle visibilidad a la
persona que es víctima y a la verdad que ella expresa, a su realidad, para impedir que ellas
sufran un mal peor y castigo: el olvido. Se propondrá generar acuerdos convergentes para
integrar a las víctimas y así reconciliar.
Ya el ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels formulo dentro de sus once principios
de la propaganda el Principio de Silenciación, donde se hizo popular la frase que popularmente
se le atribuye “una mentira repetida mil veces, se hace una verdad” (E. Rodero, 2000), o lo que
es peor: una verdad repetida mil veces se hace la única verdad. La sileciación de las victimas
donde se desconocen sus argumentos, se disimulan los hechos y noticias termina por hacer
desaparecer a las víctimas; dejaran de existir, aunque vivan, pues nadie las ve, ni las escucha.
Se considera en este escrito por víctima la persona humana o no humana que sufre un
daño o un perjuicio, como consecuencia de una acción humana directa sobre ella o indirecta que
la afecta negativamente, que puede tener reparación o ser irreparable.
Desde la aprobación de la ley 1448 de 2011, el nueve (09) de abril es el Día Nacional de
la memoria y la solidaridad con las víctimas del conflicto armado en Colombia, y así se ha
conmemorado cada año. El nueve (09) de abril de 2017 por medio de Twitter el presidente J. M.
Santos señalo que (2017) En Colombia hay 8.376.463 víctimas del conflicto armado,
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razones suficientes para trabajar por un país en paz”. Lo que es una cifra alta, importante y que
se debe tener en cuenta ya que representa cerca de un dieciséis (16%) por ciento de la población
del país.
Este importante volumen de víctimas solo se contó a partir de 1984, lo que hace suponer
con seguridad que muchos otros millones de víctimas se han quedado por fuera y sin el
reconocimiento. El Gobierno Nacional puso fecha a partir de la cual reconocer cavilando en el
derecho a la justicia, a la verdad, la reparación y la no repetición, que en tal magnitud podría
colapsar al Estado colombiano. Solo pensar en la pequeña reparación económica que entrega el
Estado colombiano a las víctimas reconocidas por acto administrativo, ha significado un esfuerzo
presupuestal muy importante, además de que en el ámbito nacional y el interamericano abre la
puerta a buscar el reconocimiento u orden de reparación por parte de otras Entidades e
Instituciones.
En el caso colombiano tanto la población como sus representantes, expertos
internacionales, y violentologos no están en consenso en el término que define lo que sucede en
Colombia, algunos plantean una guerra civil, otros una guerra interna, y la mayoría define un
conflicto armado interno.
La guerra civil sería el enfrentamiento con usos bélicos entre los ejes de poder de un
mismo Estado y al interior de él. Diríamos que la guerra interna es el enfrentamiento bélico entre
grupos armados beligerantes (reconocidos como parte) organizados, con jerarquía y mandos
responsables, que controlan un territorio, y respetan el Derecho Internacional Humanitario. El
conflicto armado será todo enfrentamiento bélico protagonizado por grupos de diferente índole
regulares e irregulares, con jerarquía y sin ella que se enfrentan en un territorio determinado.
Como vemos para el asunto de Colombia ningún termino se adecua del todo, pero usaremos el
de conflicto armado, por y de acuerdo con los rasgos de prolongación en el tiempo, intensidad, y
cantidad de víctimas.
Mucho mayor sería el cálculo de víctimas si decimos que Colombia nunca ha tenido paz,
entendida como estadio de equilibrio y estabilidad social y política. En la época prehispánica los
chibchas, colimas, coyaimas, natagaimas, pijaos, muzos, arawaks y panches tenían
confrontaciones permanentes, practicas bastante violentas y crueles con y entre ellos. Según
Rodríguez (1949) de 1808 a 1829 se dio la Guerra de Independencia de España; luego la Guerra
civil entre Centralistas y Federalistas de 1812 a 1814; la Guerra Grancolombo-peruana de 1828
a 1829; la Guerra del Cauca en 1832; la Guerra de los Supremos de 1839 a 1841; La Guerra
Civil de 1850 entre conservadores y liberales; la Guerra Civil de 1854 entre constitucionalistas y
mellitas hasta 1854; la Guerra civil entre la Confederación Granadina y el Estado del Cauca de
1860 a 1862; la Guerra Civil entre liberales y conservadores de 1876 a 1877 con los liberales en
el poder, la Guerra Civil con los conservadores en el poder de 1884 a 1885; La Guerra Civil de
1895 con victoria conservadora; la Guerra de los mil días de 1899 a 1902; la Guerra Colombo-
Peruana de 1932 a 1933; la Segunda Guerra Mundial (Bushnell, 1993) donde se emitió el Decreto
2643 de 1943 prohíbe el uso del alemán y confisca propiedades de ciudadanos italianos,
japoneses y alemanes.
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La Guerra de Correa de 1950 a 1953, donde el espurreo presidente Laureano mez que
era visto con malos ojos por el gobierno de Harry S. Truman, por su simpatía con el Nazismo, el
Fascismo y en especial el Franquismo envió un batallón con cinco mil cien (5.100) soldados, tal
vez con la intención de legitimarse y obtener el favor del norte. Entre todos los periodos constante
siempre un ejercicio intolerante con acción bélica de los distinto actores políticos y económicos.
Con especial crueldad la violencia entre el periodo de 1948 a 1958, a lo que sigue el conflicto
armado interno desde 1960 hasta hoy. La Guerra contra la FARC y el ELN que surgieron desde
1964, sumando otras acciones contra grupos armados ilegales como M-19, EPL, ERP, AUC,
Quintín Lame, BACRIM, que se intensifico desde 1980 debido a la Guerra contra el narcotráfico
y a la fuga de divisas en donde surgieron otros grupos como los Urabeños, La Oficina, el Clan
del Golfo, etc. Y hasta hoy se presenta la Guerra civil del pacifico colombiano con disidencias y
reductos.
Parece que los colombianos tenemos alextimia, y una baja habilidad y voluntad para
tolerar, ya nos decía François-Marie A. (Votaire) la importancia de respetar la habilidad de
pensamiento, y combatir la injusticia, el dogmatismo, y las supersticiones. (Voltaire, 1763, pág.
13) Así nos avisaba que los fundamentalismos pueden hacerse una práctica bárbara y violenta,
y el fanatismo y dogmatismo una enfermedad.
La difícil construcción de la paz
El treinta de noviembre de 2017 se presentó a votación en el Senado de la República de
Colombia la conciliación del proyecto de reforma constitucional que procuraba asignarle dieciséis
curules a las víctimas del conflicto armado en Colombia (circunscripciones para la paz). En ese
día la sección plenaria de la cámara alta voto el Acto Legislativo No.05 de 2017 (Presidencia Col,
2017), con el cual se pretendía crean las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz en
los periodos 2018 a 2022 y 2022 a 2026, el cual tuvo un resultado de cincuenta votos por el sí.
Anteriormente, se había configurado por esa misma cámara el Acto Legislativo 01 de
2016 (Senado Col, 2016), que el procedimiento legislativo especial debía ser aprobado por
mayoría absoluta. Como el Senado de Colombia está compuesto por ciento dos miembros y de
estos tres están suspendidos, se puede entender en rigor del articulo ciento treinta y cuatro
Constitucional se tendrá como quórum el número de miembros de la corporación con excepción
que los que no se pueden reemplazar. De acuerdo a la norma no procede remplazo del curul
cuando hay faltan temporales contra quienes se profiera orden de captura por delitos contra la
administración blica, narcotráfico o pertenencia de grupos ilegales. Por lo que el quorum del
Senado el 30 de noviembre era de noventa y nueve senadores, y así es válido afirmar que lo
cincuenta votos a favor son mayoría frente a los cuarenta y nueve que no votaron o lo hicieron
en forma negativa.
La Sentencia C-784 de 2014 (Corte Constitucional, 2014) de la Corte Constitucional de
Colombia aclaro que la contabilización se hace sobre número impar y se obtenga más de la mitad
de los votos; la mitad de los votos de los miembros más uno, para ser mayoa. También la
Sentencia de Unificación 221 que la Corte Constitucional emitió en 2015 estableció que lo
importante es que la mayoría sea más de la mitad de los votos, si la mitad aritmética es un
numero con decimal, la mayoría la constituye un numero entero superior. (Corte Constitucional,
2015) Por esto se podría considerar el proyecto de las Suscripciones Especiales para la Paz
como aprobado.
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El ministro del interior Guillermo Rivera escribió ese día por Twitter “Mayoría absoluta es
frente a los integrantes del @SenadoGovCo, hoy solo hay 99 senadores habilitados. La mayoría
son 50 votos, es decir se aprobaron las #CircunscripcionesDePaz”. (G. Rivera, 2017)
Mácula el Congreso no aprobo la creación de 16 curules; según el Acuerdo de Paz, serían
para las víctimas del conflicto por otro lado el Gobierno Nacional sostuvo que la votación era
sufriente hacer vía al proyecto, pero sin mayor presión. Es la realidad “(…) [L]a política, en tanto
conducción de ordenamientos sociales, es más fiel a la economía que a las ideas.” (Kottow &
Medina , 2015) Nuevamente las víctimas fueron no reconocidas, invisibles, están afónicas y
siguen sin tener participación.
A la Ley de Victima le quedan tres años de vigencia, aunque permitió avances
significativos, el próximo congreso tendrá que aprobar (si lo quiere) una prórroga de esta Ley,
pero sin contar con las victimas dentro de él, su opinión no contará. A esta situación se le pueden
plantear dilemas bioéticas y propuestas de solución desde la visión bioética y los Derechos
Humanos, ya nos decía Kottow y Medina al citar a A.H. Hedgeco: “(…) Si la bioética no desarrolla,
a su vez, arraigo social descollante, su discurso perderá relevancia practica (Kottow y Medina ,
2015, p. 156).
Como se ha tratado el problema de la guerra y la paz
Se ha pensado en nuestra nación, que el mecanismo adecuado para formar la tolerancia,
la paz y el entendimiento es por medio del legislativo y la fuerza del Estado, así en Colombia en
forma constante y prolija se presentan proyectos de ley, se promulgan leyes, códigos, decretos,
sentencias y todo tipo de actos administrativos que van dirigidos a mejorar la convivencia
ciudadana, y formar tolerancia en la sociedad, pero la problemática que quieren atacar persiste,
el impacto legislativo ha sido más bien moderado.
Tal caso es el caso del fiasco de la Ley 1098 de 2006 (2006, Art 2) que profeso el Código
de la Infancia y la Adolescencia, donde se invitaba a los padres y familias a involucrase con el
desarrollo de los niños y adolescentes, en un esfuerzo por asociar a estado y familia. También el
de la ley 1620 de 2013 que creo el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para
los DD.HH. (2013, Art 1), con la finalidad de mejorar la convivencia en los colegios y escuelas lo
que se pensó que acabaría el matoneo y la violencia escolar. La ley 12 de 1991 (1991, Art 4, 5)
quiso reconocer la dignidad al niño como persona y hacerlo objeto de protección especial, pero
contrario a esto sigue siendo violentado; dramáticos casos de desnutrición, des-escolaridad y
abuso de menores. La Ley 1326 de 2009 (2009, Art 1, No1) modifico el código penal y endurec
las penas de homicidio culposo a los conductores que en estado de embriaguez o bajo la
influencia de sustancias psicoactivas, que fue puramente mediática y no.
Así hay otras muchas leyes que se desvían de formar convivencia, como la Ley 01
de 1918 prohibió la mendicidad en Colombia, pero hemos visto siempre mendigos en las calles
de todas las ciudades. La Ley 89 de 1890 se determina la manera como deben ser gobernados
los “salvajes” en referencia a personas. Puede ser este el resultado del criterio de evaluar a un
congresista por la cantidad de iniciativas aprobadas y los proyectos de ley, que no ayudo a
construir una nación en paz, donde nos reconciliemos y seamos tolerantes. Con la promulgación
de leyes no se logró tampoco consensuar que la guerra y los conflictos armados de más de dos
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siglos termine, aunque si se ha hecho de menor intensidad, y hay reducción en el número de
víctimas. (CNN, 2016)
Orígenes del problema
Algunos autores han dicho que para 1492 podrían haber existido unos 80 (ochenta)
millones de personas originarias en América; la contienda de primero europeos y luego criollos
contra originarios se manifiesta en esta reducción tan drástica de la población, que es el más
aterrador ejemplo de intolerancia que pueda tener noticia la humanidad, pues podemos decir que
sobrepasa la dimensión del holocausto y de todo genocidio (Albornoz, 1977, pág. 102) La misma
intolerancia y odio llevo a procesos independistas, y las Repúblicas ya liberadas la siguieron
expresando; federalismo contra centralismo. Luego en todos sus líderes; Bolívar contra
Santander, Nariño a pesar de Baraya, Sucre frente a Rondón, Manuelita oponiéndose a Córdoba,
etc. (Bushnell, 1993) Ya en la modernidad se siguió y acentuó este choque; liberales contra
conservadores, pájaros frente a chulavitas. Entrando al postmodernismo continúo la intolerancia,
indiferencia y silenciación del Estado y los nacionales para cualquier grupo minoritario u
organizado.
Al comentar estas situaciones de intolerancia, violencia y odio en el ámbito familiar se
escuchan versiones de miedo y perturbadores. Hay versiones de personas que nacieron en las
primeras décadas del siglo pasado, vivieron el periodo de la violencia, el bogotazo, y la guerra
entre partidos, recordando los hechos y su experiencia, aun lucida menciona Clara Ahumada
Valderrama (Entrevista, 2018), que:
La chusma (Autodefensa o Guerrilla) mataba la gente. Preguntaban, liberal o
conservador. El viejo le dijeron: usted de buenas; me dijo que era liberal. Tan de buenas mi papa.
Mi mama y mi abuela nos escondían en los galpones a todos los niños, por si llegaba la
chusma, para que no nos mataran. Al que encontraban mujer o niños los violaban o abusaban,
a los hombres les cortaban la garganta.
Un similar relato y narración, pero más cruel hace su hermana, Victoria Ahumada
Valderrama (Entrevista, 2017), que explica su vida en el campo, lejos de la ciudad en un
Municipio del Departamento de Boyacá:
Yo era muy niña, chiquita cuando había violencia. A mi papa, mi papa era jefe de Estación
del Tren (Ferrocarriles Nacionales) y cuando eso, le toco a él, fue a él y a todos los compañeros
irse para las lomas, por allá a las lomas, lejos, bien adentro. Tenían ellos que irse para las lomas
pa´ que no los mataran.
Las mujeres, los ancianos y los niños se escondía en la casa y los hombres en las lomas.
A mi papa lo querían mucho la gente, mucho, entonces les avisaban.
Cuando ese tiempo había mucho tiroteado, mucha gente muerta, los mataban, si eran
conservadores, los colgaban de los árboles por la güevas y a las mujeres las violaban.
A la chusma, no se sabía ni que responder, eso era todo revuelto. Esos indios. El jefe,
como decir ahoritica el alcalde, por eso a papa le tocaba irse allá con los compañeros, y
esperarse allá, cocinar y todo allá.
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La escala bélica entre liberales y conservadores (1948) asesinatos, persecuciones,
agresiones, destrucción de la propiedad pública y privada, se creyó que terminaría con la
creación del Frente Nacional (1958) (Bushnell, 1993), pero los posteriores surgimientos de
grupos de autodefensas comunistas dieron continuidad a una cultura violenta y poco tolerantes,
que con la Bonanza Marimbera (1976-1985), y el surgimiento del narcotráfico (1980), la minería
ilegal (1999) han dado insumos para que se preserve hasta hoy el conflicto colombiano; paradoja
de la abundancia que Richard Auty llamaría la enfermedad de los recursos naturales (Auty, 1995).
Nuestro lenguaje bélico e intolerante que ya tenía raíces en el pueblo hizo aprehensión
de políticos, periodistas, empresarios, jueces, funcionarios, campesinos, etc., etc., que ampliado
por el poder comunicacional que construye el sentido común y a nuestros líderes, y estos como
personajes visibles que mostraban intolerancia y la violencia como camino a solucionar todo; a
modo exhibición de poder y liderazgo. Así la violencia se hizo el método de resolución de
conflictos en la comunidad patriarcal colombiana, un ejemplo de ello es que barbaros de la talla
de Pablo Morrillo sean recordados como “El Pacificador”.
Propuesta de solución
Como sujetos de derecho todas las personas pueden ser políticamente correctas, pero
promover un camino de tolerancia para Colombia con clasismo, racismo, xenofobia es realizable
pero no fácil, porque sería intentar enseñar a otros y sobre todo a los menores y jóvenes que
todos cometemos errores, que tenemos diferencias que aceptar. Como cambiar la crítica por la
compresión, en convivir mejor: hacer fila, respetar el turno, esperar el llamado, ponernos en el
lugar del otro, defender mi postura y escuchar la opinión ajena. No sería una empresa imposible,
pues existe el capital humano y es creciente, y hoy tenemos las herramientas para saldar las
cuentas del pasado y crear la posibilidad de restablecer las relaciones bioéticas y el dialogo en
todas las direcciones.
Superar los odios y la violencia es posible cultivando la tolerancia, un nuevo paradigma
de entendimiento mutuo en que no exista una sola verdad, y se consideren las realidades, los
relatos, las experiencias de quienes han sufrido las consecuencias y son víctimas de la violencia
bélica y no bélica que hemos sufrido desde antes de ser República.
Sería aconsejable por tanto abandonar el paradigma simplificador del siglo XVI, de su
sesgo universal, para tomar un rumbo en búsqueda de contextualizar una visión local, nuestra,
latinoamericana, de un mundo complejo y amplio, con gran diversidad como realmente es, lo que
se describe como un paradigma de complejidad Edgar Morín (1994), así: Llamo paradigma de
complejidad al conjunto de los principios de inteligibilidad que, unidos los unos a los otros,
podrían determinar las condiciones de una visión compleja del universo (físico, biológico,
antroposocial) (p. 357).
El discurso que plantean los candidatos y actores políticos; nuestros líderes parece que
ha dado un giro en el presente año y se muestra ahora como una idea altruista la construcción
de dialogo bioético: la tolerancia y el entendimiento. Pero la ilegalidad, las persecuciones
políticas, la corrupción, y el no reconocimiento de los sujetos pone esta apuesta en peligro. Que
podamos entender que todos tenemos punto de vista válidos, y que nuestra oposición, aunque
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diferente a otra es también valiosa e importante es lo que podrá permitirnos construir una nueva
nación, con entendimiento y respeto por nuestra diversidad, la que es nuestra mayor riqueza.
Es importante primero reconocer el estado actual de las cosas, decirnos la verdad, saber
lo que, pasado, comprender nuestra situación: la violencia por su baja intensidad y larga duración
se ha degradado, y de extenderse en el tiempo lo haaún más. Tomaremos la famosa frase
atribuida a muchas personas “un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”,
pero mejor podríamos a este caso de decir: un pueblo que no comprende su historia está
condenado a repetirla, o aun si la olvida. Debemos conocer, recordar y entender el estado
anterior y presente, darle voz a quienes más han sufrido a causa de esta situación, no solo el
reconocimiento es necesario, más vale la verdad, y esta no existe lo que hay es interpretaciones.
Colombia en control de bloque de constitucionalidad, aplicación del artículo noventa y tres
(93) de la Constitución Política de 1991, debe acatar y obedecer el voto concurrente hecho por
el Juez Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, que dentro de la Sentencia del Caso Rodríguez Vera
y otros (Desaparecidos del Palacio de Justicia) vs. Colombia (CIDH, 2014) no concedcon la
argumentación de la mayoría, aunque si con la decisión final. Su voto concurrente estipula la
necesidad de reconocer el Derecho a la Verdad como un derecho autónomo.
La Asamblea General de las Naciones Unidas el 21 de diciembre de 2010, proclamo el
24 de marzo como el Día Internacional para el Derecho a la verdad en relación con las
Violaciones Graves de los Derechos Humanos y para la Dignidad de las Víctimas (ONU, 2010).
Aquí, tanto el victimario como la víctima tiene su verdad, una percepción propia de la realidad,
construcción que han ido haciendo ellos mismos con el seno social. La restitución del daño y la
dignidad se hace reconociendo la realidad de las personas afectadas, escuchando su versión de
lo que ha sucedido y su existencia, de suma importancia para superar el conflicto.
Desde mucho antes que el artículo de la 146 Ley de Víctimas y Restitución de Tierras
(2011) creara el Centro Nacional de Memoria Histórica, diferentes autores recataron los relatos
y narrativas de la población vulnerable y sensible víctima del conflicto armado, intentando
salvaguardar la verdad de lo que ha sucedido con motivo del conflicto armado hasta hoy, García
Márquez, Arturo Alpe (Carlos A. Ruiz), Rosero Diago, Marta Renza, Laura Restrepo, Abad
Faciolince, Molano Bravo, todos por igual denunciaron los odios nacionalistas que se
orquestaban desde Bogotá, el olvido de lo rural y las regiones y el reconocimiento de la no ficción
de personas que han sido gravemente vulneradas por la violencia. En el conflicto armado y en
especial en las historias de las victimas hay material abundante para la investigación y este
ejercicio permite entender nuestra situación y así proponer modelos de solución que realmente
funcionen, para no seguir el círculo.
Dentro de estos autores que describen y narran nuestra violencia Fernando Vallejo tal vez
es el más contemporáneo, y toma vivencias de la ciudadanía cotidiana de las ciudades, que son
importantes porque fijan conductas en un periodo especial de tiempo, para el caso reproducimos
el siguiente (1994):
(…) Cruzando la avenida San Juan, de regreso, presencie un atraco: veo que en la fila de
carros detenidos por el semáforo un hombre grasoso, un cerdo, está atracando con un revolver
un jeep que maneja un muchacho: uno de esos muchachitos linditos, riquitos, hijos de papa que
me fascinan (también). El muchacho saco las llaves, salto del jeep, echó a correr y de lejos le
grito al hombre: “¡Te quede conociendo, hijueputa” ¡El hombre, enfurecido, sin poder llevarse el
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jeep porque no tenía llaves, con el atraco frustrado, burlado, hijueputiado, se dio a perseguir al
muchacho disparándole! Uno de los tiros lo alcanzo. Cuando cayó el muchacho el hombre se le
fue encima y lo remato a balazos. Por entre el carrerio detenido y el caos de bocinas y de gritos
que siguió se perdió el asesino. El “presunto” asesino como diría la prensa hablada y escrita (…)
( pág. 19)
Es claro que F. Vallejo quiere mostrar la cotidianidad de la violencia y la indiferencia de
las personas que la viven y la perciben, feroz el acondicionamiento que va desarrollando el
mundo social, que muestra en el personaje de Alexis.
El pelao debió entregarle las llaves a la pinta es”; comento Alexis, mi niño, cuando le conté
el suceso. O mejor dicho no comento: diagnostico, como un conocedor al que hay que creerle. Y
yo me quede enredado (…) (1994, p. 20).
Todos los autores violento logos y novelistas sociales si bien en sus posturas, han tomado
historias de víctimas producidas por el Estado, o por la acción de Grupos Ilegales, o de la
confrontación de estos. Pero ninguno de ellos que se sepa tiene en cuenta a los agentes del
Estado como víctimas. Aun menos los miembros de las Fuerzas Militares han sido considerados
dentro de esta categoría, pues aquí también se están silenciando y desconociendo y la propuesta
es que se tome el reconocimiento, el empoderamiento y la verdad de todas las víctimas para
evitar que continua el ciclo de violencia.
Formulación de acuerdos convergentes
El chileno Fernando Mires nos plantea una posibilidad de acuerdos convergentes, donde
se puedan entender válidas y valiosas las diferentes epistemologías, culturas y prácticas. Se
reproducirá un párrafo que nos traerá luz en la dirección de lo que se quiere plantear (1996):
(…) Quiere decir que existe la posibilidad de acuerdos convergentes lo que es válido
en las matemáticas, en la política y en las relaciones personales. Tal proposición cartesiana, hay
que tenerlo en cuenta, surge en un universo dominado por una racionalidad religiosa que no
admitía llegar a un mismo resultado por medio de diversas vías. Por lo tanto, dicha
proposición abre paso a una teoría, que hoy podría llamarse pos-cartesiana (y la pos-modernidad
es pos-cartesiana) y que puede enunciarse así: el expediente de explicar las cosas de una
manera o de otra, no tiene ni debe llevar siempre a un mismo resultado o, lo que es parecido,
resultados distintos pueden ser al mismo tiempo, ciertos, dependiendo del lugar, de la posición y
del punto de vista de quien argumenta (Mires, 1996, p. 171) (negritas añadidas).
El surtimiento de epistemologías pots-cartesianas puede ser el espacio para llegar a la
construcción de vías alternas, la pauta cartesiana de la evidencia de arrogar aquello que se
muestra como preciso y diferente impido llegar a resultado alternativos. La medida de análisis,
de fraccionar el conocimiento en partes, lo que es cosificarlo impide un entendimiento del todo,
de un contexto complejo y aísla al observador. La síntesis cartesiana eurocéntrica en que se nos
propone ir de los simple a lo complejo, hace necesaria una cadena de argumentos en que las
pasiones, las visiones, los sentimientos, las emociones no podrán ser tenidas en cuenta,
consideradas de menos importancia que una razón universal; una única verdad.
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Tal como lo plantea el F. Mires en algunas epistemologías, tradiciones, culturas, ciencias,
dos personas pueden tener la razón y sobre una misma situación; un problema puede tener
varias soluciones posibles; distintos resultados pueden ser válidos. Tal es el caso de las
matemáticas, donde por ejemplo se puede sumar fracciones con un mismo y diferente
denominador, y llegar a idénticos resultados por diferentes alternativas y modelos de solución.
En esta propuesta podría ser que uno más uno sea tres (1+1=3), así lo planteo hace siglo y medio
el matemático alemán J. P. Lejeune Dirichlet que dio bases a desarrollos posteriores de funciones
y teoremas. (Biografias y Vidas, 2018) Para el caso J. P. Dirichlet le escribió a su suegro un
telegrama que solo decía 1 + 1 = 3, que este interpretó como que sería abuelo, porque también
en la biología la suma puede dar dos, tres, cuatro dependiendo de la situación y las condiciones
del sujeto.
Sabemos que 1 = 1, lo que es igual a que X = X, y que se puede expresar de distintas
formas siendo ambas validas matemáticamente y en razón. Pero se puede expresar 41 40 = 1
o igual a 61 60 = 1, lo que se descompondrá para el ejemplo en un trinomio cuadrado perfecto,
donde siempre existirá equilibro en cada posición a partir de la igualdad, como sigue:
Hasta acá podemos observar que a cada lateralidad de la igualdad el balance es el mismo
y esto no afecta el planteamiento del modelo. Luego a partir del sencillo equilibrio, propondremos
que en un pensamiento disruptivo: uno sumado a uno es igual a tres, siendo aún valido el
planteamiento.
También podríamos presentar otro ejemplo en que el resultado es el mismo por distintas
vías con valores y cantidades diferentes; lo que es la similitud en la conclusión del resultado por
vías alternas.
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Esta propuesta de que un problema tenga diferentes resultados, que se puede llegar a
idéntico resultado por vías diversas y deducciones distintas pueden ser válidas al mismo tiempo
convendría para la realidad colombiana. La construcción de un nuevo paradigma puede
beneficiar a las víctimas, pues se puede considerar su verdad como útil, su experiencia real, y
guardar la historia de los hechos lo que es en todo su reconocimiento. Un nuevo enfoque de la
post-verdad desde la bioética que permita reconocer, escuchar y enaltecer a las personas
víctimas del conflicto armado colombiano, puede ayudar a reconstruir relaciones sociales,
conciliar daños, pagar perjuicios morales e inmateriales, y observar la verdad que están narran
como una autenticidad valida, aunque no esté alineada con la verdad total que maneja el poder
que gobierne en el momento.
Una propuesta de tolerancia con difusión y enseñanza dirigida a los rangos de la
población menos visibles pudiere conducir a evitar reduccionismos en los que se comprime las
diferencias a un razonamiento universal, donde se totaliza un problema sin considerar sus
variables. Esto atacaría la visión de esa lógica bivalente que trajo la tradición aristotélica; que
admite solo dos valores, allí una proposición solo puede ser verdadera o falsa, no hay sitio a otra
verdad media. Los dos Principios del fundamento lógico: el primero el de no contradicción en la
que de dos proposiciones una sola es verdadera y la otra se niega, y el segundo el de tercero
excluido donde toda proposición es solo o blanca o negra, y no existe una tercera posibilidad nos
han dado guerras, discriminación y desigualdad entre las naciones. Dividió todo en grupos
opuestos entre sí, agonista y antagonista.
El control de poder que impuso la razón universal fue muy radical, no observando que la
realidad tiene matices que todos percibimos, la división de la verdad entre verdadero y falso,
buenos y malos, superiores e inferiores, norte y sur ha producido intolerancia y ha hasta hoy
subordinado cualquier posición que no esté acorde con la óptica de quien sea dominante en un
espacio de tiempo; así hemos perdidos nuestra valiosa cultura prehispánica, los ricos lenguajes
y dialectos y seguimos aun asumiendo proposiciones de otras latitudes y relegando las nuestras,
y en el comentado caso despreciando a quienes consideramos débiles; las víctimas.
Esta construcción análoga de R. Descartes fue totalizante y homogenizante para el
pensamiento occidental, que se fijó en el eurocentrismo que llego con la colonización el cual no
fue buena para afianzar diálogos y cultura tolerante. E. Morín nos plantea que se estableció un
pensamiento en pos de rendimiento y eficacia político económica. “(…) El culto de la diosa Razón
va ir unido al terror, (…)” (Morin, 1994, p. 294), lo que fue bastante perjudicial para nuestro
crecimiento y entendimiento como sociedad. Se entendió que:
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La racionalización es la construcción de una visión coherente, totalizante, del universo a
partir de datos parciales, de una visión parcial, o de un principio único. Así, la visión de un único
aspecto de las cosas (rendimiento, eficacia), la explicación en función de un factor único (lo
económico y lo político) (Morin, 1994, p. 293).
La duda metódica muy útil en su tiempo impidió valorar los saberes tradicionales hasta
hoy, estas costumbres y tradiciones no daban fe de la experiencia sensible, y solo abría un
método para llegar a un único resultado posible, por lo que solo existe una explicación.
Podríamos tomar la propuesta de la teoría pos-cartesiana para hacer acuerdos convergentes a
partir racionalidad como biométrica y entender que los problemas pueden tener diversas formas
de solución. Hoy día con el desarrollo de la ciencia, la tecnología, y la técnica se ha evidenciado
esta cruel reducción, que explica con Claridad E. Morín: “Pero ello, el desarrollo de los
conocimientos científicos pone en crisis la cientificidad que había suscitado este desarrollo”
(Morin, 1994, p. 357).
Sería provechoso crear acuerdos convergentes, donde se entienda que se puede tener
varios puntos de vista diferentes sobre un mismo asunto, porque el problema de la visión binaria
de verdad universal es que totalizante, excluyente y restrictiva, empezó a reducir la realidad a lo
posible, negó que existiera lo complejo y así desperdicio la riqueza de las otras experiencias y
alternativas de conocimiento lo que crea sometimiento, y que en nuestro interés desconoció la
importancia de las víctimas para reconciliarnos. Siempre se ha entendido aquí que: si críticas a
los liberales, serás conservador; si críticas a las FARC, eres de ultraderecha.
Conclusión
Para alcanzar la paz que permitirá que se desarrolle la Nación, el Estado y el País se
necesita comenzar por construir tolerancia, entendiendo de la verdad, rasgos que facilitaran la
garantía de no repetición. Tanto la tolerancia a todas las personas, posturas, formas de
pensamiento y la verdad de las víctimas, victimarios que se debe conocer y entender. Se puede
construir acuerdos convergentes donde puedan encontrarse y hacerse semejantes las posturas
y ángulos sobre un Angulo de entendimiento.
Se está cometiendo un grave error al silenciar y apartar a las víctimas pues en ocasiones
el aparato judicial no garantiza ni siquiera la verdad procesal, asimismo es obligación del Estado
garantizar la justicia y de sus ciudadanos contribuir a la ella. La verdad, la reparación, la no
repetición que no puede ser única sino abierta. De seguir la línea trazada de no empoderar a las
víctimas civiles, miembros de organización irregulares, criminales e ilegales, agentes del estado
se causará que la violencia continué y que se den nuevas formas de violencia.
La verdad debe ser autónoma y debe emanar de la vivencia personal de cada persona,
pero conociendo, reconociendo y entendiendo otras verdades, esta es más amplia que la verdad
procesal que se expresa en las sentencias judiciales. La paz se logrará ampliando la democracia,
solo ase asegurará la política sin armas; garantizando el empoderamiento: esto es el acceso
al poder de la víctima y la participación en las decisiones de las misma, y estas todas desde que
existe el concepto de Colombia como Nación.
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