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MULTIVERSO JOURNAL | ISSN: 2792-3681
Volumen 3, Número 4, Edición Enero-junio de 2023
https://doi.org/10.46502/issn.2792-3681/2023.4.2
Cómo citar:
Méndez Calderón, M.C. (2023). El Agua Dulce, un recurso geoestratégico visto desde la perspectiva de la hidropolítica. Multiverso
Journal, 3(4), 20-28. https://doi.org/10.46502/issn.2792-3681/2023.4.2
El Agua Dulce, un recurso geoestratégico visto desde la
perspectiva de la hidropolítica
Freshwater, a geostrategic resource from a hydropolitics perspective
Margelis Coromoto Méndez Calderón
Recibido el 14/10/2022 - Aceptado el 26/12/2022
Resumen
El agua dulce es un elemento insustituible para la supervivencia humana, su disponibilidad es crítica
y compleja y su carencia atenta contra la seguridad hemisférica, es por ello su condición de recurso
geoestratégico, ya que su control es sinónimo de riqueza y poder. Desde este apartado, se origina el
interés de analizar el agua dulce, como recurso geoestratégico desde la perspectiva de la hidropolítica,
bajo el criterio de una investigación cualitativa de tipo documental. Los resultados del estudio están
enfocados en la necesidad de impulsar la hidropolítica bajo la premisa de nuevas políticas de cambio
basadas en la comprensión, utilización, dimensión, valoración y proyección de este recurso
indispensable para el desarrollo socioeconómico, la seguridad alimentaria, la supervivencia de los seres
humanos y de los ecosistemas. En cuanto las conclusiones, el recurso hídrico será entonces la pluma
que redactará nuevos elementos de codicia y avaricia entre los más poderosos, por tal motivo, los
acuerdos entre los principales actores políticos deberían, no sólo entrar en una dinámica de diálogo
estable y duradera, sino, además, entrar en una nueva fase orientada en la cooperación y confianza,
a fin de evitar cualquier otra salida unilateral o por la vía de la violencia.
Palabras clave: agua dulce, hidropolítica, estrés hídrico, gobernabilidad, estrategia de desarrollo
sostenible.
Abstract
Fresh water is an irreplaceable element for human survival, its availability is critical and complex and
its lack threatens hemispheric security, which is why it is a geostrategic resource, since its control is
synonymous with wealth and power. From this section, the interest of analyzing fresh water as a
geostrategic resource from the perspective of hydropolitics originates, under the criterion of a
qualitative research of documentary type. The results of the study are focused on the need to promote
hydropolitics under the premise of new policies of change based on the understanding, use, dimension,
valuation and projection of this indispensable resource for socioeconomic development, food security,
survival of human beings and ecosystems. As for the conclusions, the water resource will then be the
Centro de Investigación de Ciencias Políticas de la Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín. Maracaibo, Venezuela.
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4474-7005. Email: mendez.margelism@gmail.com
Multiverso Journal publica bajo una licencia de Creative Commons Attribution 4.0 International (CC BY 4.0)
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pen that will write new elements of greed and avarice among the most powerful, for this reason, the
agreements between the main political actors should not only enter into a dynamic of stable and
lasting dialogue, but also enter into a new phase oriented towards cooperation and trust, in order to
avoid any other unilateral or violent solution.
Keywords: freshwater, hydropolitics, water stress, governance, sustainable development strategy.
Introducción
El agua dulce es uno de los factores más importantes de los procesos sociales vitales del
desarrollo humano, su carencia constituye uno de los problemas más críticos de los recursos
naturales, ya que sustenta el conjunto de los ecosistemas, la biodiversidad y la sociedad. Es por
ello, su condición de recurso geoestratégico debido a que su carencia atenta contra la seguridad
hemisférica y su control es sinónimo de riqueza y poder. Para (Reliefweb, 2015) las más recientes
evaluaciones de los especialistas y organizaciones internacionales conectadas con los problemas
del agua, sugieren que para el año 2025, más de las dos terceras partes de la humanidad sufrirá
algún estrés por la falta del este líquido.
Así mismo, (Vidagañ, 2019) según un estudio realizado por el Grupo Banco Mundial,
UNICEF y la OMS, la ampliación de los servicios básicos de agua y saneamiento a las poblaciones
desatendidas costaría 28.400 millones de dólares anuales hasta 2030. En este sentido, si no se
mejoran las infraestructuras ni la gestión del agua, seguirán muriendo millones de personas cada
año y continuará perdiéndose la biodiversidad de los ecosistemas hídricos.
Desde este apartado, surge el interés de analizar la disponibilidad del agua dulce, como
recursos geoestratégicos desde la perspectiva de la hidropolítica, basándose en la influencia de
la geopolítica del agua, como un factor estratégico que se proyecta como indicador de seguridad
hemisférica ante posibles conflictos en el presente siglo.
Materiales y Método
En el presente estudio se realizó una investigación cualitativa de tipo documental, a través
de la revisión teórica de investigaciones científicas que poseen información relevante y necesaria
para dar cumplimiento al objetivo planteado. En cuanto a la metodología aplicada para la revisión
de la literatura se basó en la técnica propuesta por Hernández & otros, (2010), que contempla
las fases de revisión, detección, consulta, extracción/recopilación e integración de datos
pertinentes a los objetivos de la investigación, fijando una posición crítica reflexiva y aplicando la
gestión del conocimiento.
La consulta de la información se efectuó utilizando bases de datos como el Research Data
bases, Elsevier Instituciones y Scientific Electronic Library. Así mismo, para la recopilación de la
literatura, se analizaron los objetivos planteados, el fundamento teórico y los principales
resultados presentados en las investigaciones relacionadas al tema, tomando las aportaciones
pertinentes al objetivo de esta investigación.
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El Agua Dulce en la Sombra de la Hidropolítica
Tomando como referencia los aportes de Malin Falkenmark, hidróloga de origen sueco, el
estrés hídrico se aprecia cuando en un país o una determinada localidad los suministros anuales
de agua caen por debajo de los 1.700 metros cúbicos por persona por año. Para (Twenergy,
2021) Estrés hídrico, es el término que se utiliza para designar a aquellas zonas, países o regiones
donde los suministros anuales de agua dulce son escasos para garantizar la supervivencia
humana. Según la (FAO, 2015) en el año 2025, se estima que 1.900 millones de personas vivirán
en países o regiones que enfrentan una escasez absoluta de agua, y dos tercios de la población
mundial podrían estar en una situación de estrés hídrico.
Ahora bien, de acuerdo a la teoría de estrés hídrico, la crisis de agua va en aumento, si
se toma en consideración que el planeta Tierra tiene una disponibilidad de agua de 1.386 millones
de kilómetros cúbicos, de los cuales el 97,5% es agua salada y 2,5% es agua dulce, sin embargo,
de esa cantidad el 0,007% está disponible para consumo humano, debido a que el 69,7% del
agua dulce está congelada en los polos y glaciares, el 30% está almacenada en acuíferos y el
0,3% en los ríos y los lagos.
En este sentido, (Martínez, 2014) indica que la explotación de recursos hídricos durante
las últimas décadas se ha convertido en un asunto complejo, que involucra economía, política y
ecología, siendo esta triangulación la clave para el desarrollo óptimo en la utilización de este
recurso tan necesario para la vida humana. Desde este enfoque se define al agua dulce, como
un recurso geopolítico con carácter geoestratégico, ya que su gestión no puede, ni debe estar
reservada a una élite, sino al contrario debe ser entendida, discutida, analizada y evaluada por
todos los actores políticos involucrados en el tema, debido a que el elevado estrés hídrico tiene
consecuencias indeseables, tales como dificultar la sostenibilidad de los recursos naturales y
obstaculizar el desarrollo económico y social de las naciones, afectando desproporcionadamente
a las personas especialmente a las más vulnerables.
Un aspecto importante de destacar, son los indicadores asociados al estrés hídrico, entre
ellos, el crecimiento demográfico, el desarrollo económico, la urbanización y la contaminación,
estos indicadores están ejerciendo una presión sin precedentes sobre los recursos hídricos
renovables, especialmente en regiones áridas, también un aspecto influyente y poderoso, el
impacto del cambio climático. (Soto, 2021) el calentamiento global también repercute en la
disponibilidad del agua, se estima que, por cada grado de calentamiento global,
aproximadamente un 7% de la población mundial estará expuesta a una disminución de al menos
20% de los recursos hídricos renovables.
De igual manera se deben mencionar los cambios artificiales provocados por el ser
humano y las demandas de la bioenergía, ya que dificultan aún más, la ya complicada relación
entre oferta y demanda del agua. (Soto, 2021) se estima que la electricidad representa del 5 al
30% del costo total de operación de los servicios de agua y saneamiento, y en algunos países
como la India y Bangladesh puede llegar al 40%. Otro indicador importarte de señalar, es el
elevado consumo de la agricultura, especialmente la agricultura de riego, (DGCS, 2017) advierte
que la agricultura representa alrededor del 70% del uso del agua dulce global, lo cual hace que
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la cadena de suministro de alimentos y bebidas sea altamente sensible al estrés hídrico, es el
sector con mayor extracción de agua a nivel mundial.
Así mismo, el empleo del agua es muy elevado en la industria, las plantas petroleras, las
industrias metálicas, papelería, madera, procesamiento de alimentos y manufactura; con respecto
a este último indicador, se estima que la demanda global de agua para la industria manufacturera
se incrementará en un 400% al 2050.
Un aspecto importante de señalar en este artículo, es la caracterización de los países más
afectados por la escasez de agua, según (ACNUR, 2019) se encuentran en el Medio Oriente y el
Norte de África, los cinco primeros países con mayor escasez de agua son: Kuwait, Bahrein,
Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Qatar. África, a pesar de poseer dos enormes acuíferos, como
es el de Nubia en Sudán y el del norte del Sahara, se encuentra en estado crítico de escasez de
agua por la contaminación de sus ríos y lagos, Estados Unidos tiene sus ríos y lagos contaminados
y gran parte de su población depende del agua subterránea, las cataratas del Niágara padecen
un nivel alto de contaminación, al igual que Ogallala, que ha visto mermar sus aguas por la
sobreexplotación.
En este sentido, (ONU, 2014) indica que casi una quinta parte de la población mundial,
vive en áreas de escasez física de agua, mientras que 500 millones se aproximan a esta situación.
(El Ágora, 2021) la distribución de esta pequeña cantidad de agua potable superficial es desigual,
por un lado, la escasez de agua afecta ya a cuatro de cada diez personas, una cifra que la ONU
prevé que para 2050 ascienda a una cuarta parte de la población mundial, que tendrá que
sobrevivir en países con falta crónica de agua limpia, paralelamente una decena de países
acumulan más de la mitad de las reservas de agua dulce mundiales: solo entre Brasil y Rusia se
reúne casi un tercio.
Definitivamente las causas del estrés hídrico no terminan y es relevante tomar atención
sobre el futuro de este recurso vital, los acuíferos constituyen una aspecto relevante sobre el
tema, ya que son un fuente importante de agua dulce para el consumo humano y pueden ser
menos vulnerables que las aguas superficiales a los impactos directos del cambio climático, por
esta razón representan un componente esencial para la reducción del riesgo de escasez de agua
a corto plazo y el aumento de la seguridad hídrica a través de medidas de adaptación como la
recarga gestionada de los mismos.
Es por ello que resulta interesante mencionar, como el estudio sistemático de los gobiernos
y su comportamiento político, puede verse fortalecido gracias al carácter geoestratégico que tiene
el agua dulce, desde la perspectiva de la hidropolítica; la cual es una especie de triangulación
donde participa la economía, la ecología y la política, de igual manera en este campo las relaciones
de poder y la toma de decisiones pueden tener impactos directos en la sociedad, tal es el caso
del uso del agua como forma de dominación o de control del poder.
Bajo este contexto, (Waterbury, 1979, citado por Pereira & García, 2017) manifiesta que
la hidropolítica, es la capacidad asociada a las instituciones con carácter geopolítico para manejar
y gestionar los recursos hídricos compartidos de una manera sostenible, esto es administrando
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de tal manera que todos los involucrados reciban el recurso, para evitar conflictos internos y entre
naciones relacionados a su acceso. De igual manera (Ramírez & Vásquez, 2018) la hidropolítica
es conocida a finales del siglo XX, como la capacidad asociada a las instituciones con carácter
geopolítico para manejar y gestionar los recursos hídricos compartidos.
Así mismo, (Martínez, 2014) toma como referencia las declaraciones de Ismael Serageldin,
vicepresidente del Banco Mundial, entre los años 1993 y 2000, quien vaticinó que si bien es cierto
las guerras en el siglo XX fueron por el petróleo, las del nuevo milenio serían por el agua. No
obstante, la (ONU, 2019) durante el siglo XXI las futuras guerras serán por el agua, generando
una perspectiva que obliga a las personas a tomar conciencia sobre la utilización del recurso.
De igual manera (Agudelo, 2005) según el Banco Mundial, la próxima guerra mundial no
será por petróleo sino por agua. Por su parte, la ONU pronostica que en el año 2025 la demanda
del líquido superar el suministro en 56%. En este sentido, como se manifestó en párrafos
anteriores entre los países que estiman padecer estrés hídrico, la mayoría se encuentran en el
Medio Oriente, un área con altas temperaturas y muy poca lluvia, lo que determina que muy
pocos ríos fluyen durante todo el año y también es un área plagada de diferencias políticas y
disputas territoriales, ejemplo de ello, Israel y Palestina.
Con respecto a estos países (Vásquez & Ramírez, 2018) Israel mantiene posesión directa
de las fuentes hídricas en la zona, es una violación al Acuerdo de Oslo. La inequidad del recurso
hídrico en la zona es el factor de batalla entre judíos y musulmanes. Así mismo, (BBC Mundo,
2021) en Gaza la situación es aún peor, debido a que en un 95%, dependen de un solo acuífero
y además está contaminado. También, el trazado de la frontera entre Israel y Siria en la región y
el acceso a las aguas del mar de Galilea, son motivo de conflicto entre ambos países desde los
comienzos del siglo XX, Israel reclama las fronteras definidas en 1923 por Francia y el Reino
Unido.
De igual manera, el estrés hídrico se está intensificando en regiones como China, India,
con los ríos que nacen en el Tíbet, especialmente por la construcción de represas en China y
debido a la propuesta de desviar el río Brahmaputra, considerado uno de los ríos más largos de
Asia.
Turquía, Siria e Irak están distanciados por las nacientes de los ríos Tigris y el Éufrates,
donde Turquía aspira construir represas para desviar el agua de estos ríos, las represas son parte
de un proyecto de larga duración de Turquía para construir un sistema de embalses a lo largo del
Tigris y el Éufrates. India y Pakistán, las dos naciones comparten el agua de seis ríos, los ríos
orientales (Sutlej, Beas y Ravi) se asignaron a la India, mientras que los tres ríos occidentales
(Indus, Jhelum y Chenab), se dirigen hacia Pakistán, esto se determinó en el Tratado de Agua
del Indo, creado en 1960. (Latif & Niazi, 2019) Pakistán acusa a India de violar continuamente el
tratado al construir represas en los ríos occidentales, mientras que India piensa que, como
resultado del tratado, Islamabad controla más agua que India.
En cuanto al conflicto del Mar de Aral, que enfrentan a Kazajstán, Uzbekistán, Tayikistán,
Turkmenistán y Kirguistán, cabe mencionar que con respecto a este conflicto en 1994, los países
antes precitados firmaron un acuerdo por el que se comprometían a destinar un 1% de sus
presupuestos a contribuir a la recuperación del Mar de Aral, ya que el mismo como resultado de
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pruebas armamentistas, proyectos industriales y vertidos de residuos de fertilizantes durante todo
el siglo XX, tiene un alto índice de contaminación, sin embargo, la cooperación entre estos países
ha sido mínima. Hoy en día este mar se ha dividido, en el mar de Aral Norte, el cual está siendo
recuperado por Kazajistán, no obstante el mar de Aral Sur, debido al abandono de las autoridades
está destinado a desecarse en los próximos años.
Así mismo, Egipto, Sudán y Etiopía dependen del Río Nilo, sin embargo, durante años han
intercambiado diferencias políticas por la construcción de la Gran Represa del Renacimiento de
Etiopía, catalogado como el mayor proyecto hidroeléctrico de África. (France 24, 2021) la nación
africana comenzó a generar electricidad a partir de su represa en el Nilo Azul. Un hito tras 10
años de construcción, pero también un controvertido proyecto que ha enfrentado al país con
Egipto y Sudán, ya que su construcción pone en riesgo la supervivencia en estos dos países,
provocando inclusive la mediación de Naciones Unidas y la Unión Africana. (France 24, 2021)
concretamente las relaciones están crispadas entre Etiopía, Egipto y Sudán.
Etiopía construye esta represa, para producir energía a todo el país y exportar un tercio
de su producción a otras naciones, y asegura que es un proyecto que generará desarrollo en todo
el continente, sin embargo, Egipto teme a esta construcción porque amenaza directamente al Río
Nilo, el cual provee el 96% del agua del país.
Ahora bien, como es sabido los conflictos por la obtención del vital líquido, se han
incrementado considerablemente en los últimos años, hasta alcanzar altos niveles de complejidad
e impacto en las economías, los ámbitos políticos y la estabilidad social, lo que permite percibir
las deficiencias de los sistemas nacionales de gobernabilidad del agua. Es decir, las políticas
públicas relacionadas al tema de las reservas y la distribución del agua, deberían estar enfocadas
en el aprovechamiento, manejo y protección del recurso hídrico, que permita sistematizar la
casuística existente, no obstante, los conflictos deben prevenirse desde las instancias de
planificación y gestión integrada, bajo el criterio y expectativa que genera el incierto escenario
que el cambio climático plantea para los recursos hídricos en cada país o región.
En este sentido, los acuerdos entre los principales actores políticos deberían no sólo entrar
en una dinámica de diálogo estable y duradera, sino además entrar en una nueva fase en sus
relaciones, la de la cooperación y la confianza y así evitar cualquier otra salida unilateral o por la
vía de la violencia. Un ejemplo positivo es el de Lesoto, Sudáfrica, Botsuana y Namibia que, tras
un aumento de tensiones por el agua en el año 2000, intensificaron la cooperación a través de la
llamada Comisión del o Orange-Senqu (Orasecom), el objetivo es que todos compartan los
beneficios del recurso, con la gestión efectiva del mismo.
Regiones y países con mayores reservas de Agua Dulce
África, el acuífero de agua fósil de Nubia en Sudán, cubre aproximadamente 2.500.000 de
km² en la zona oriental del desierto del Sahara, entre Libia, Egipto, Chad y Sudán y se estima
que contiene unos 150.000 km³ de agua, en cuanto a la zona noroeste tiene una superficie de
1.000.000 km2, entre Argelia, Libia y Túnez. Debido a la falta de disponibilidad de agua dulce
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superficial en estas regiones desérticas y semi-áridas, su importancia es trascendental para el
desarrollo de los países mencionados.
República Democrática del Congo, tiene aproximadamente 1.200 km² de agua dulce, lo
que supone un 50% de la reserva de agua dulce de África, esto es debido al caudal del río Congo,
el más largo de África Central, el segundo más largo de África y también segundo río más
caudaloso del mundo.
Estados Unidos, es el cuarto país con mayor reserva de agua dulce con un total de 3.069
kilómetros cúbicos. El acuífero Ogallala es una fuente importante de agua dulce en el medio oeste
de los Estados Unidos, compuesto en su mayor parte por agua fósil. (El Ágora, 2021) el gigante
norteamericano controla un total de 3.069 kilómetros cúbicos de agua dulce, aunque debido a su
gran población esto apenas supone unos 8.800 metros cúbicos per cápita. Además, la distribución
es muy desigual mientras algunas zonas del Noroeste del país tienen un alto superávit hídrico, en
otras, como California o Texas, son cada vez más habituales las sequías.
Canadá, este país norteamericano cuenta con el 7% de los recursos globales renovables
de agua dulce, también existen importantes cantidades de agua en superficie, sobre todo en sus
Lagos, cuya cuenca excede los 240.000 km², aunque la jurisdicción sobre esta reserva es
compartida con Estados Unidos.
Brasil, tiene grandes reservas de agua dulce, con unos 8.233 kilómetros cúbicos (km3),
su riqueza acuática se debe principalmente al Amazonas, el río más largo y caudaloso del mundo,
el cual inicia en la región de Arequipa en Perú, recorre a Colombia y finaliza en Brasil, que supone
la quinta parte de su volumen. También es considerado el pulmón del mundo, ya que absorbe
toneladas del dióxido de carbono presente en la atmósfera.
Además, la zona sur de Brasil está situada encima del acuífero Guaraní, se considera la
tercera reserva más grande de agua dulce del mundo, mayoritariamente subterránea que
comparten varios países, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay y se encuentra bajo las cuencas
de los ríos Paraná, Uruguay, Paraguay, Pilcomayo, Bermejo y Salado. Esta enorme cantidad de
recursos hace que en Brasil se concentren el 12% de los recursos de agua dulce del planeta.
Colombia, sus reservas se deben en gran parte al mismo motivo que Brasil, el río
Amazonas y sus afluentes son los responsables de la mayor parte del superávit hídrico del país.
Rusia, el país más extenso del planeta es también el segundo con mayores reservas de agua
dulce, esto se debe en gran medida a sus ríos y lagos, especialmente por el lago Baikal en Siberia,
el cual acumula más del 90% de las reservas de agua dulce, considerado la segunda reserva de
agua dulce más grande del mundo y el quinto río más largo del mundo, tras el Amazonas, Nilo,
Yangtsé y el Misisipi-Misuritanto, fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en
1996.
China, (El Àgora, 2021) Este país asiático tiene unos 2.840 kilómetros cúbicos de agua
dulce, sin embargo, su distribución es muy desigual, mientras el sur del sufre con las recurrentes
inundaciones, el norte y el centro carecen de agua. Aún así, la presencia de grandes ríos como el
Amarillo, el Yangtsé o el Mekong hace que, entre el cinco y seis por ciento del agua dulce de la
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Tierra se encuentre en China. El Río amarillo, es el sexto río más largo del mundo, por detrás del
Amazonas, Nilo, Yangtsé, el Misisipi-Misuri y el Yeniséi-Angará, sus fuentes se localizan en el
Tibet, el Yangtsé es considerado el más largo del país y del continente asiático, el Mekong, lo
sitúan como el octavo río más largo del mundo, tras los ríos Amazonas, Nilo, Yangtsé, el
Misisipi-Misuri, el Yeniséi-Angará, el Amarillo y el Obi-Irtish.
Indonesia, cuenta con una de las mayores tasas de precipitación del planeta, por lo que
sus ríos siempre están en rendimiento, sobre todo en la época de lluvias, entre los meses de
noviembre y marzo. India, cuenta con una gran cantidad de ríos, entre ellos se encuentra el río
el Ganges, el cual fluye a través de India y Bangladés, sin embargo, es una fuente de
contaminación oceánica, debido a que es un vertedero de desechos plásticos. No obstante, la alta
densidad poblacional india, hace que haya un importante estrés hídrico, el cual que puede
intensificarse en las próximas décadas.
Escenario Hídrico
La ciencia es clara: debido al cambio climático, aumenta la variabilidad del ciclo del agua,
lo que dificulta la previsión de la disponibilidad de recursos hídricos, disminuye la calidad del
agua, exacerba aún más su escasez y constituye una amenaza al desarrollo sostenible del planeta.
Estos impactos afectan de manera desproporcionada a las comunidades especialmente a las más
vulnerables y se ven agravados por factores que contribuyen, como lo es el aumento de la
población, la migración incontrolada, los cambios de uso de la tierra, la extracción acelerada de
aguas subterráneas, la degradación ecológica generalizada y la pérdida de biodiversidad.
En este sentido, la escasez de agua dulce constituye uno de los principales desafíos del
siglo XXI, al que se están enfrentando ya numerosas sociedades y gobiernos, sin embargo el
destino es incierto, ya que el calentamiento global continúa derritiendo glaciares en las regiones
polares, es por ello, que la disponibilidad de agua dulce se encuentra en descenso, por lo que es
necesario y vital impulsar la hidropolítica y empezar a gestionar nuevas políticas de cambio
orientadas en la comprensión, utilización, dimensión, valoración y proyección de este recurso, tan
indispensable para el desarrollo socioeconómico, la seguridad alimentaria, la salud de los seres
humanos y los ecosistemas.
Conclusiones
El recurso hídrico será entonces la pluma que redactará nuevos elementos de codicia y
avaricia entre los más poderosos, donde florecerán los conflictos bélicos y discordias entre
humanos y naciones. En este sentido, los acuerdos entre los principales actores políticos deberían
no sólo entrar en una dinámica de diálogo estable y duradera, sino además entrar en una nueva
fase en sus relaciones, basada en la cooperación y confianza y así evitar cualquier otra salida
unilateral o por la vía de la violencia.
Esto permite generar un alerta, sobre la escasez de agua dulce en el mundo, ya que trae
consigo afectación a la agricultura, la ganadería y la industria y, por lo tanto, se generaría un
problema en la producción escasez de alimentos y desaparición de especies vegetales, y lo más
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aterrador conflictos entre estados, como fue mencionado en el desarrollo del tema, se han
incrementado considerablemente en los últimos años, hasta alcanzar altos niveles de complejidad
e impacto en las economías, los ambientes políticos y la estabilidad social, lo que permite percibir
las deficiencias de los sistemas nacionales de gobernabilidad del agua.
Es decir, las políticas públicas relacionadas al tema de la reservas y distribución del agua,
deberían estar enfocadas en el aprovechamiento, manejo y protección del recurso hídrico, que
permita sistematizar la evidente casuística existente, no obstante, los conflictos deben prevenirse
desde las instancias de planificación y gestión integrada, bajo el criterio y expectativa que genera
el incierto escenario que el cambio climático plantea para los recursos hídricos en cada país o
región.
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