El Agua Dulce en la Sombra de la Hidropolítica
Tomando como referencia los aportes de Malin Falkenmark, hidróloga de origen sueco, el
estrés hídrico se aprecia cuando en un país o una determinada localidad los suministros anuales
de agua caen por debajo de los 1.700 metros cúbicos por persona por año. Para (Twenergy,
2021) Estrés hídrico, es el término que se utiliza para designar a aquellas zonas, países o regiones
donde los suministros anuales de agua dulce son escasos para garantizar la supervivencia
humana. Según la (FAO, 2015) en el año 2025, se estima que 1.900 millones de personas vivirán
en países o regiones que enfrentan una escasez absoluta de agua, y dos tercios de la población
mundial podrían estar en una situación de estrés hídrico.
Ahora bien, de acuerdo a la teoría de estrés hídrico, la crisis de agua va en aumento, si
se toma en consideración que el planeta Tierra tiene una disponibilidad de agua de 1.386 millones
de kilómetros cúbicos, de los cuales el 97,5% es agua salada y 2,5% es agua dulce, sin embargo,
de esa cantidad el 0,007% está disponible para consumo humano, debido a que el 69,7% del
agua dulce está congelada en los polos y glaciares, el 30% está almacenada en acuíferos y el
0,3% en los ríos y los lagos.
En este sentido, (Martínez, 2014) indica que la explotación de recursos hídricos durante
las últimas décadas se ha convertido en un asunto complejo, que involucra economía, política y
ecología, siendo esta triangulación la clave para el desarrollo óptimo en la utilización de este
recurso tan necesario para la vida humana. Desde este enfoque se define al agua dulce, como
un recurso geopolítico con carácter geoestratégico, ya que su gestión no puede, ni debe estar
reservada a una élite, sino al contrario debe ser entendida, discutida, analizada y evaluada por
todos los actores políticos involucrados en el tema, debido a que el elevado estrés hídrico tiene
consecuencias indeseables, tales como dificultar la sostenibilidad de los recursos naturales y
obstaculizar el desarrollo económico y social de las naciones, afectando desproporcionadamente
a las personas especialmente a las más vulnerables.
Un aspecto importante de destacar, son los indicadores asociados al estrés hídrico, entre
ellos, el crecimiento demográfico, el desarrollo económico, la urbanización y la contaminación,
estos indicadores están ejerciendo una presión sin precedentes sobre los recursos hídricos
renovables, especialmente en regiones áridas, también un aspecto influyente y poderoso, el
impacto del cambio climático. (Soto, 2021) el calentamiento global también repercute en la
disponibilidad del agua, se estima que, por cada grado de calentamiento global,
aproximadamente un 7% de la población mundial estará expuesta a una disminución de al menos
20% de los recursos hídricos renovables.
De igual manera se deben mencionar los cambios artificiales provocados por el ser
humano y las demandas de la bioenergía, ya que dificultan aún más, la ya complicada relación
entre oferta y demanda del agua. (Soto, 2021) se estima que la electricidad representa del 5 al
30% del costo total de operación de los servicios de agua y saneamiento, y en algunos países
como la India y Bangladesh puede llegar al 40%. Otro indicador importarte de señalar, es el
elevado consumo de la agricultura, especialmente la agricultura de riego, (DGCS, 2017) advierte
que la agricultura representa alrededor del 70% del uso del agua dulce global, lo cual hace que