MULTIVERSO JOURNAL | ISSN: 2792-3681

Volumen 4, Número 7, Edición Julio-diciembre de 2024

https://doi.org/10.46502/issn.2792-3681/2024.7.4

Cómo citar:

Salazar Vázquez, F.I., Avendaño Fajardo, H.J., Ortiz González, R.A., & Pesantez Molina, W.G. (2024). Emprendimiento y desarrollo humano. Una perspectiva reflexiva desde la voluntad. Multiverso Journal, 4(7), 35-46.

https://doi.org/10.46502/issn.2792-3681/2024.7.4

Emprendimiento y desarrollo humano. Una perspectiva reflexiva desde la voluntad

Entrepreneurship and human development. A reflective perspective from the will

 

Flor Isabel Salazar Vázquez

Ingeniera Empresarial de la Universidad Católica de Cuenca. Magister en Auditoria Integral por la Universidad Técnica Particular de Loja y Docente de la Universidad Católica de Cuenca.

https://orcid.org/0000-0002-0071-0139. Email: fisalazarv@ucacue.edu.ec

Hugo Jaime Avendaño Fajardo

Magíster en Contabilidad y Auditoría por la Universidad Laica Vicente Rocafuerte de Guayaquil-Ecuador. Magíster en Gestión Financiera y Riesgo por la Universidad Particular de Especialidades Espíritu Santo. Contador Público Autorizado. Docente de la Universidad Católica de Cuenca-Ecuador. Unidad Académica de Ciencias Económicas, Empresariales, Contabilidad y Auditoría. https://orcid.org/0000-0001-9206-5052. Email: hugo.avendano@ucacue.edu.ec

Raúl Adrián Ortiz González

Ingeniero empresarial. Magister en comercio mención emprendimiento e innovación. Catedrático de la Universidad de Cuenca, en la Unidad Académica de Ciencias Económicas y Empresariales. Carrera de Administración de Empresas. https://orcid.org/0000-0003-1385-1405. Email: raortizg@ucacue.edu.ec

Wilson Geovanny Pesantez Molina

Doctor en Ciencias de la Administración. Docente de la Universidad Católica de Cuenca, Ecuador.

https://orcid.org/0000-0003-0132-1554. Email: wgpesantezm@ucacue.edu.ec

 

Recibido el 04/04/2024 - Aceptado el 16/06/2024

 

Resumen

 

El objetivo del ensayo fue analizar, desde una perspectiva teórica, los fundamentos del emprendimiento y el desarrollo humano, a partir de la voluntad de cada individuo. El emprendimiento ha experimentado una evolución reciente en su enfoque, abordándose desde tres perspectivas: económica, psicológica e institucional. Sin embargo, este artículo señala una carencia en la investigación y literatura del emprendimiento, desde la óptica del desarrollo humano y social, respaldando esta afirmación con un análisis de la literatura existente, la cual, en su mayoría, carece de vigencia. Además, se ofrece evidencia sobre las posibilidades de estudio en este ámbito, estableciendo conexiones entre variables clave de cada concepto abordado. Los resultados sugieren que hay suficientes razones para postular una relación entre el emprendimiento y el desarrollo humano y la dimensión voluntad, destacando así un campo aún poco explorado que brinda oportunidades para investigar y profundizar. En conclusión, se logra conocer que el emprendimiento puede beneficiar al desarrollo humano de diversas maneras. Por un lado, puede generar empleo y aumentar los ingresos, también puede impulsar la innovación y el crecimiento económico. Por el otro, ayuda a las personas a desarrollar sus habilidades, todo a partir de la voluntad que acciona la actividad de emprender.

 

Palabras clave: emprendimiento, perspectiva reflexiva, desarrollo humano, voluntad, pensamiento crítico.

 

Abstract

 

The objective of the essay was to analyze, from a theoretical perspective, the fundamentals of entrepreneurship and human development, based on the will of everyone. Entrepreneurship has undergone a recent evolution in its approach, being approached from three perspectives: economic, psychological, and institutional. However, this article points out a lack of research and literature on entrepreneurship from the perspective of human and social development, supporting this assertion with an analysis of the existing literature, which, for the most part, lacks validity. In addition, evidence is offered on the possibilities of study in this field, establishing connections between key variables of each concept addressed. The results suggest that there are sufficient reasons to postulate a relationship between entrepreneurship and human development and the will dimension, thus highlighting a field still little explored that provides opportunities for further research and investigation. In conclusion, entrepreneurship can benefit human development in several ways. On the one hand, it can generate employment and increase income; it can also boost innovation and economic growth. On the other hand, it helps people to develop their skills, all from the will that drives the activity of entrepreneurship.

 

Keywords: entrepreneurship, reflective perspective, human development, will, critical thinking.

 

Introducción

 

El emprendimiento ha ganado importancia a nivel mundial, especialmente en el ámbito económico, presentándose como una opción relevante, especialmente en países en desarrollo para hacer frente a las crisis. Sin embargo, esta perspectiva o estrategia económica ha llevado a un deterioro significativo de la condición humana, al individuo, privándolo de su libertad, bienestar y calidad de vida. Por esto, en este estudio se analiza desde una perspectiva teórica, los fundamentos del emprendimiento y el desarrollo humano, a partir de la voluntad de cada individuo.

 

En este sentido, es oportuno resaltar que en el campo de las ciencias económicas y administrativas existe una amplia gama de teorías sobre el emprendimiento y que la más adoptada se relaciona con la creación de nuevas empresas, la identificación de oportunidades, la innovación, la creatividad y la provisión de bienes y servicios. Así, el emprendimiento es un área de conocimiento en desarrollo y, a pesar de que la mayoría de las teorías sobre emprendimiento provienen de las ciencias económicas y administrativas, recientemente ha habido una expansión hacia otras disciplinas, especialmente en las ciencias sociales y humanas.

 

Aunque en muchos países, se ha asumido programas y proyectos para fomentar e incentivar una cultura emprendedora, esta no ha sido lo suficientemente fortalecida y sólo se resumen en técnicas que carecen de un rigor científico y dejan a un lado el componente humano o la subjetividad del individuo. Por estas razones, esta investigación pretende describir el emprendimiento y su aporte al desarrollo humano, desde la perspectiva de la voluntad como la facultad que tiene el individuo para decidir su propia conducta. Para el desarrollo del estudio se hace un análisis de estudios previos sobre emprendimiento de autores como: Bravo, Preciado y Mendoza (2021), Terán y Guerrero (2020), Gómez Granada (2019) y De la Hoz (2019), entre otros, adoptando algunas de las perspectivas de estos hacia el individuo, además de considerar las iniciativas, con o sin fines lucrativos de los emprendimientos. Al respecto, Orrego (2008) sostiene que, aún queda pendiente un análisis más profundo del emprendimiento desde una visión humana, que parte de la esencia del individuo y su subjetividad.

 

Específicamente, este estudio aborda el emprendimiento desde las ciencias sociales y humanas, con un enfoque cualitativo que reconoce la importancia de lo humano y lo cotidiano, valorando el conocimiento del individuo y creyendo que sus descubrimientos pueden contribuir a la transformación de las dinámicas sociales. Además, aporta al desarrollo de conocimiento y a la justificación epistemológica desde el concepto de voluntad.

El núcleo central de esta investigación es el emprendimiento en el contexto del desarrollo humano y en la voluntad individual, considerado como una acción que moldea y amplía subjetividades, basándose en el ser humano y en proyectos de vida que transforman entornos y realidades. Al respecto, García y Serra (2021) indican que el desarrollo humano es como un proceso de formación del individuo y del colectivo, un sujeto histórico, cultural y socialmente situado, lo que implica tener una comprensión y conciencia de uno mismo y del mundo, así como de las posibilidades de transformación de ambos.

 

Metodología

 

Este estudio se enmarca en un enfoque descriptivo y con diseño documental, respaldado en autores como Hernández, Fernández y Baptista (2014), quienes manifiestan que, los estudios descriptivos: Pretenden medir o recoger información de manera independiente o conjunta sobre los conceptos o las variables constitutivas de los fenómenos estudiados. Asimismo, se utilizaron diversos métodos de investigación, tales como el análisis literario y síntesis de la información.

 

Esta investigación se desarrolla a partir de los planteamientos teóricos de diversos autores, con la revisión de diversos recursos bibliográficos impresos y documentos digitales a partir de diversas bases de datos como: Scielo, Microsoft Academic, Research Papers in Economics (RePEc) y Dialnet, entre otras. Del total de recursos digitales revisados (26 publicaciones científicas), sólo se seleccionaron veinte publicaciones por su enfoque social y humano. El proceso de investigación inició con una recopilación de la teoría sobre el emprendimiento y el desarrollo humano, para lograr identificar la voluntad como dimensión determinante en la puesta en marcha de un emprendimiento. Finalmente, se llevó a cabo un análisis crítico sobre el tema planteado.

 

Es importante mencionar que, la búsqueda se llevó a cabo sin limitantes en el año de publicación con el propósito de obtener estudios que contribuyan, potencialmente, a la comprensión de las categorías emprendimiento, desarrollo humano y voluntad.

 

Generalidades sobre el Emprendimiento: Aproximaciones conceptuales

 

Gómez et al., (2019), sostienen que la palabra emprendimiento tiene su origen en el latín prendêre, que significa coger, atrapar o sorprender. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), este término se refiere al verbo “emprender” o a la cualidad de ser emprendedor. El significado de emprender varía según el contexto en el que se utilice. El término emprendedor proviene de la antigua palabra francesa entrepreneur (pionero), utilizada en la Edad Media para referirse a comerciantes o aventureros que asumían el riesgo de viajar sin certeza de lo que encontrarían.

 

De acuerdo con Cortés (2008), con el tiempo, esta definición se amplió, manteniendo su sentido original de persona que se expone por sí mismo al éxito o fracaso de un proyecto comercial. Los economistas fortalecieron este concepto al describir a los emprendedores como individuos que asumen y gestionan riesgos, son líderes, visionarios y evaluadores de proyectos, innovadores, y que transforman los patrones de producción generando nuevas oportunidades. Actualmente, esta noción se mantiene vigente al entender el emprendimiento como la creación de una empresa basada en la percepción de una oportunidad de negocio que merece ser aprovechada (GEM España, 2016).

 

Aunque el concepto de emprendimiento se ha consolidado principalmente como la creación de empresas, Formichella (2004) señala que también puede aplicarse a cualquier persona que decida llevar a cabo un proyecto, incluso si no tiene fines económicos. Si bien los emprendedores siguen diversos caminos, todos parten de una idea que se materializa en acciones (García, 2014). Por su parte, De la Hoz (2019), sostiene que:

 

El estudio del emprendimiento ha despertado el interés históricamente de diferentes disciplinas que estudian el comportamiento humano, lo que ha provocado que no exista un concepto único de lo que significa ser emprendedor, como tampoco existe una sola teoría al respecto. (p.31).

 

Ante la complejidad de este término, Herrera y Montoya (2013) indican que los investigadores no han llegado a un consenso. Sin embargo, en conjunto, las teorías son complementarias; por lo tanto, el emprendedor y el emprendimiento deben ser vistos como un evento contextual en un ecosistema, bajo un enfoque sistémico que varía de una persona a otra, por lo que no hay una fórmula mágica para el éxito. Orrego (2008), ofrece una definición más integral del emprendimiento. Describe el emprendimiento como un fenómeno cultural que abarca comportamientos, valores, creencias y formas de actuar con la intención de generar bienestar social en una comunidad. Por su parte, Álzate (2017), indica que:

 

Hoy día, se habla de diferentes emprendimientos y emprendedores; su transformación se ha dado gracias a los cambios sociales y económicos que el mundo ha ido teniendo y que buscan líderes que propongan cambios profundos en la estructura de las empresas y países. Por lo tanto, se puede hablar de emprendimiento tradicional y emprendimiento social. El primero (emprendimiento tradicional), está enfocado a la creación de organizaciones que generan utilidades económicas; el segundo (emprendimiento social), se enfoca al desarrollo de alternativas de solución a problemas sociales previamente detectados. (p.13).

 

Ahora bien, los emprendedores son aquellos que convierten una idea sencilla en una gran empresa. Por eso, es fundamental fortalecer el espíritu emprendedor que los impulsa en su trayectoria empresarial. Conocer al emprendedor permite identificar las razones principales que lo llevan a materializar ideas de negocio y también reconocer sus principales fortalezas para aplicarlas en la preparación de su proyecto. Una de las diferencias clave entre un emprendedor y un gerente convencional es que el emprendedor asume riesgo, está dispuesto a invertir sus recursos en la idea, tanto financieramente como en el tiempo, por lo que, un emprendedor debe tener una visión clara de lo que va a hacer y del nivel de riesgo que conlleva. No se trata de tomar acciones de manera irresponsable, sino de manera calculada.

 

Otra característica esencial son las ganas y la capacidad de innovación y cambio. El empresario emprendedor es aquel con habilidades para transformar y mejorar, no solo aplicable a quienes pueden crear una nueva empresa, sino también a quienes pueden transformar la empresa en la que trabajan. Para lograrlo, necesitan una gran fuerza interna y una energía que los impulse más allá de los límites establecidos. En este sentido, Sánchez (2009) sostiene que:

 

El emprendimiento es una actividad propia del ser humano, es parte de su esencia, y llegar a ésta implica descubrir la voluntad de emprender que tiene que ver con el mundo en el que interactúan sujetos con personalidades de orden superior cuyo objetivo es establecer relaciones, para emprender acciones y entrelazar las conciencias en la búsqueda de un propósito conjunto. (p.4).

 

Al respecto, De la Hoz (2019), define el emprendimiento como:

 

Representación de una actividad humana que debe ser de un financiamiento refinado, es decir, el que se elige sobre un conjunto de posibilidades, productivo, innovador, con la capacidad de detectar oportunidades y, de acceder a las libertades que facilitan el logro de ese ser y hacer, para que la persona que lo realiza pueda llevar la vida que realmente desea y contribuir al bienestar de la sociedad. (p.38).

 

En este sentido, Cardona (2015) indica que la orientación emprendedora implica la voluntad: de innovar para rejuvenecer las ofertas en el mercado; de tomar riesgos para poner a prueba mercados, productos y servicios nuevos e inciertos, y de ser más proactivos que los competidores en la búsqueda de nuevas oportunidades en el mercado.

 

El autor, hace referencia a la postura de Orrego (2008), quien plantea que el estudio del emprendimiento debe considerar, en primer lugar, el reconocimiento de la voluntad en la búsqueda del sentido humano; en segundo lugar, relaciona el emprender con la mentalidad transformadora y la capacidad de generar nuevas ideas, lo cual permite deducir la relación con la convicción que se adquiere, se construye y que está asociada, entre otros aspectos, al fortalecimiento de la voluntad.

 

Finalmente, Terán y Guerrero (2020), proponen que el emprendimiento no es más que el resultado de la combinación de fuerzas o cualidades internas del individuo y los factores externos que influyen en el crecimiento del emprendimiento, es decir, el emprendimiento depende tanto de lo que hacemos como de los eventos fuera de nuestro control.

 

La voluntad y el emprendimiento. Bases para el desarrollo humano

 

García y Serra (2021), destacan la importancia de promover un enfoque ético que defienda el desarrollo humano. Se elabora una definición del desarrollo humano basada en la integralidad y la integración, donde el individuo se encuentra en un proceso constante de formación individual y colectiva, como un sujeto histórico, cultural y socialmente situado, inmerso en la vida cotidiana entre lo público y lo privado, influido por los procesos de socialización.

 

Nussbaum (2000), parte del concepto del bien presente en toda actividad y destaca la importancia de definir el bien humano como punto de partida antes de cualquier investigación o propuesta. El autor sostiene que, se deben ofrecer oportunidades para que los ciudadanos pasen de simplemente vivir a disfrutar de una vida plena, y esto se logra a través de las capacidades de elección y autodefinición de los ciudadanos, permitiendo que la sociedad los eleve desde el primer nivel al segundo umbral. A partir de acá, se promueven circunstancias comunes a todos los seres humanos, donde cada persona debería tener garantizadas sus capacidades, en función de su dignidad humana, estableciendo, en consecuencia, un orden que promueva condiciones de vida dignas, sin importar la cultura a la que pertenezcan las personas.

 

Por su parte, Nussbaum (2000), identifica diez capacidades esenciales para el florecimiento humano, como la vida, la salud corporal, los sentidos, la imaginación y el pensamiento, las emociones, la integridad física, la razón práctica, la relación con otras especies la afiliación, el juego y el control del entorno.

 

Arendt (2002), expone las tres facultades del espíritu: pensamiento, voluntad y juicio. A partir del análisis del autor sobre la voluntad, se realiza una breve descripción histórica del concepto. En la antigua Grecia, no existía una palabra que designara la fuente original de la acción, es decir, la voluntad. Sin embargo, se distinguía entre actos intencionales y no intencionales, entre lo voluntario y lo involuntario. Los actos intencionales eran un tipo de acto realizado con plena energía física y mental, sin ser al azar. Por su parte, Platón y Aristóteles no mencionaron explícitamente la voluntad y Aristóteles utilizó la palabra proairesis, que se acerca a la idea de ese estado mental que precede a la acción y representa la elección entre dos posibilidades o la preferencia por una acción sobre otra.

 

De acuerdo con Saeteros (2013), San Agustín de Hipona define que la memoria, el intelecto y la voluntad están mutuamente referidos; su unidad se debe a la voluntad, que determina qué conservar y qué olvidar, y guía al intelecto en la elección del objeto de comprensión. Tomás de Aquino concuerda en que la voluntad y el intelecto se incluyen mutuamente en su actividad, ya que el intelecto conoce lo que la voluntad quiere, y la voluntad quiere que el intelecto conozca.

Para Arendt (2002), Duns Escoto sostiene que la voluntad es la que tiene la supremacía sobre el intelecto, permitiendo al ser humano trascender sus propias limitaciones y su finitud absoluta. Kant considera que la voluntad no es una capacidad mental separada del pensamiento, sino la "razón práctica", un órgano ejecutivo en todos los aspectos de la conducta. Para Nietzsche, tener "voluntad de" no es igual a desear, anhelar o querer, ya que se distingue por el elemento del Mandato, donde la voluntad implica ordenar algo. Heidegger, citado por Arendt (2002), menciona que en el querer nos acogemos como lo que realmente somos, y que la esencia de la voluntad no es la vida, sino la voluntad de poder.

 

Con todo lo anterior, Arendt (2002), describe la voluntad como una facultad espiritual, reflexiva, autónoma e independiente que se desenvuelve en la incertidumbre; el yo volente está relacionado con el poder de iniciar algo nuevo, y tiene la capacidad de dar órdenes. La voluntad es la actividad espiritual mediante la cual dotamos al mundo, tanto mental como objetivo, de nuevos contenidos libres y auténticamente humanos; convirtiendo a las personas en seres de acción que buscan cambiar el mundo. La voluntad se relaciona con la libertad y engloba tanto la conciencia de los actos como su realización objetiva.

 

Según Yalle (2020), desde esta perspectiva, se puede inferir que el emprendimiento contribuye a la constitución, identidad y subjetividad; y su finalidad es el ser humano. Por lo tanto, el enfoque del emprendimiento en esta perspectiva potencia el desarrollo humano y la libertad. En la libertad, el énfasis recae en el "yo puedo", posible en una comunidad donde las relaciones están mediadas por la palabra y la acción, es decir, en la pluralidad. Sin embargo, esta libertad está limitada por leyes, costumbres, hábitos y otros factores similares. El nosotros promovido por la libertad impulsa a individuos de acción que cambian el mundo, que inician algo nuevo.

 

Para Bravo et al., (2021), el emprendimiento “es un proceso intencionado y un comportamiento planificado siendo la intención un elemento clave para comprender el proceso de creación de nuevas empresas”. (p. 4). Por su parte, Cardona (2015), indica que la capacidad emprendedora existe al presentarse dos tipos de manifestaciones: de un lado, son actitudes, aptitudes y habilidades; del otro, son capacidades para ser impulsores del cambio, creando y desarrollando buenas ideas en las empresas. Amplía la comprensión del término emprender de la siguiente manera:

 

El término emprendedor, adjetivo, significa decidido, que tiene ideas y voluntad para iniciar o desarrollar algo. El verbo emprender significa comenzar a ejecutar una cosa, tratar de convencer, persuadir, realizar una acción en general larga y compleja. Emprender es una resultante de la interacción entre estructuras mentales y comportamientos. Y más adelante definen al emprendedor como “aquel que emprende, a partir y en torno de una visión, un proyecto en busca de alguna satisfacción, es decir, aquel que imagina, desarrolla y realiza visiones y eso es mucho más. (Cardona, 2015: 53).

 

En resumen, Cardona (2015), indica que, a través de la acción, mostramos quiénes somos, revelamos nuestra identidad única y singular a través del discurso en la esfera pública, basada en la pluralidad; actuar es presentarse ante los demás. El arte de iniciar una acción está vinculado con la capacidad y la libertad de imaginar que las cosas pueden ser diferente, donde un nuevo comienzo equivale a una posibilidad de transformación y un acto de libertad. La acción implica ser uno mismo ante y con los demás en la pluralidad humana. Ser ciudadano implica entones tener la capacidad de iniciar lo nuevo en el ámbito público y tener el derecho a "tener derechos"; es la necesidad de reflexionar sobre la importancia de las acciones específicas en el ámbito público.

 

Para Sánchez (2009), trasladada la voluntad al escenario del emprendimiento, se comprende cómo desde los centros de formación, se sensibiliza y promociona la cultura emprendedora, que es la encargada de generar en el sujeto pulsiones, ideas o pensamientos acerca de las oportunidades que ofrece el mundo de la vida. Si la subjetividad logra auto determinarse racionalmente, significa a su vez que ella logra identificar un ideal de vida; por ende, da sentido a sus acciones y, de esta forma, aspira o tiende a regir toda su existencia.

 

A continuación, se presenta un resumen planteado por Cardona (2015), sobre la orientación emprendedora como voluntad (Tabla 1). Entendiendo la voluntad, como la determinación y la habilidad de un individuo para tomar decisiones y llevarlas a cabo a pesar de los desafíos y contratiempos. Es una fuerza interna que impulsa a las personas a lograr sus metas y resulta fundamental para el triunfo en el ámbito empresarial.

 

Tabla 1.

Orientación emprendedora como voluntad.

 

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Entonces, tanto la mentalidad emprendedora como la voluntad son atributos fundamentales para alcanzar el éxito en los negocios. Aquellas personas con una mentalidad emprendedora pueden identificar y aprovechar las oportunidades comerciales, mientras que la voluntad les permite superar los obstáculos y dificultades que se presentan en el camino. Cuando se considera la decisión de emprender, es común que surjan sentimientos, imágenes y temores que reflejan que la elección no es completamente aleatoria y que, de alguna manera, está influenciada por la experiencia del individuo y sus recuerdos, entre otros factores. Sin embargo, la autodeterminación como elección de emprender no surge de manera arbitraria, sino que implica una reflexión por parte del individuo que se basa en un marco de valores, en el cual los actos no objetivos desempeñan un papel importante para comunicar los sentimientos en el ámbito subjetivo.

 

Asimismo, Vargas (2010) añade que: “Los valores forman parte de una realidad específica, lo que significa que constituyen una región objetiva cuyos elementos pueden ser aprendidos de manera similar a la percepción; en este contexto, los valores se consideran realidades” (p. 20), mientras que Cardozo (2010), sostiene que las personas con alta voluntad son más propensas que las personas con baja necesidad de logro, a empezar actividades enérgicas e innovadoras que requieren planificación para el futuro y que desarrollan una responsabilidad individual para tareas y obligaciones.

 

Una persona con alta voluntad también preferiría tareas que requieran esfuerzo y compromiso, provea retroalimentación de desempeño clara, y sea de un grado moderado de riesgo; también que las posiciones emprendedoras tienen más de estas características que desarrollan sus personalidades. Entonces, pareciera que las personas con voluntad de logro debieran ser atraídos y desempeñarse bien en emprendimientos.

 

Discusión y Reflexiones

 

Desde la perspectiva psicoanalítica-estructuralista de Torres (2005), el individuo ha experimentado insatisfacción al no encontrar un punto de referencia en el mundo, lo que lo impulsa a construir su propia realidad, dando lugar al surgimiento de nuevos conceptos o formas de desarrollarse e interactuar. Asimismo, el individuo anhela la unidad y la complementariedad, aspectos simbólicos derivados de su creación y que van de la mano con la novedad, la innovación y el acto de emprender.

 

Aunque el emprendimiento está marcado por la necesidad de unidad y la interacción con otros, se basa en dimensiones como la autonomía y la libertad para desarrollar ideas y pensamientos propios, donde una mayor independencia y autonomía de las personas que crean su propio empleo o fuente de ingreso les proporciona satisfacción y el logro de sentirse con una responsabilidad. De este modo, el individuo logra actuar en el mundo que ha construido y establecer un orden para llevar a cabo acciones que le permitan lograr sus metas y objetivos.

 

Para Alean, Del Río, Trujillo y Rodríguez (2016), a la hora de abordar el éxito del emprendimiento, muchos autores no lo relacionan con el desarrollo de una sociedad, sino que se han identificado como generador de ingresos en ella, haciendo que se concentren las riquezas en unos pocos y las necesidades en muchos. De manera que, cuando un emprendedor obtiene ganancias por el producto o servicio que ha desarrollado, estos beneficios no solo le favorecen a él, sino que también repercuten positivamente en la sociedad. Esto se debe a que hay una mayor disponibilidad de bienes en el mercado, y que ofrecen a las personas más opciones para mejorar su calidad de vida. En resumen, es esencial tener una visión más amplia del emprendimiento, ya que este reflejará de alguna manera el progreso de una sociedad.

 

Por su parte, Sen (2000) indica que: “El desarrollo puede concebirse como un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos” (p.19). Esta declaración es válida desde diferentes perspectivas. Una sociedad que no pueda garantizar la subsistencia económica a sus miembros y que está limitando la posibilidad de que las personas disfruten de libertades económicas, lo que a su vez afecta las libertades sociales, políticas y culturales, esta condena al fracaso. Así, la verdadera utilidad de la riqueza radica en las oportunidades que nos brinda la comunidad de la que somos parte; es decir, en las libertades fundamentales que se nos permite alcanzar.

 

De manera que, el emprendimiento es visto como un proceso continuo que implica enfrentar diversas situaciones en la vida, más que un evento puntual. Las personas perciben el emprendimiento como un proceso de inicio y logro de metas, que se experimenta a lo largo de la vida en diferentes situaciones. Aunque se visualiza como una dinámica ascendente, se reconoce que no es lineal y puede presentar altibajos propios de la complejidad humana. Estos altibajos, como crisis, discontinuidad y conflictos, también es visto como oportunidades para aprender y avanzar hacia un mayor desarrollo y equilibrio personal.

 

A partir de la revisión documental realizada, se destaca la importancia de comenzar con voluntad, como un paso esencial para alcanzar una meta, ya que iniciar acciones genera movimiento e impulsa hacia los hechos. Entonces, lograr las metas planteadas, requiere de acciones constantes en el tiempo, con dedicación y persistencia, sin ignorar que, en el camino hacia la meta, surgen nuevas perspectivas y posibilidades que influyen en la toma de decisiones, para lograr el objetivo deseado.

 

Ahora bien, elementos como una vivienda digna, una familia, empleo, salud, acceso a la educación, y objetos que permiten sentirse socialmente incluidos, representan la realidad, donde las aspiraciones están influenciadas por estándares relevantes y reflejan la importancia de las metas personales y las ganas de lograrlas. La aspiración por lograr estas metas requiere de ciertas capacidades para todos los individuos, como parte de la estructuración de un orden global que promueva condiciones de vida dignas para toda la población.

 

Para los autores de esta investigación, el conocimiento sobre lo que uno quiere ser y tener un proyecto de vida son aspectos fundamentales para ser emprendedor y alcanzar la felicidad como bien supremo, donde la voluntad marca la diferencia en lo exitoso del ser emprendedor, y donde la educación es considerada como un factor esencial en la buena vida del ser humano. El lograr un bienestar individual y sentir que se alcanzan niveles de satisfacción y desarrollo, incluye satisfacer necesidades materiales y personales, lo cual es un factor motivador para emprender. Y asumirlo como un proceso de cambio y transformación que implica superar desafíos y buscar nuevas alternativas.

 

En definitiva, la autoconciencia, el conocimiento de uno mismo y la definición de metas son elementos clave para alcanzar el bienestar y lograr los objetivos planteados. El entorno, es un motivador significativo, ya que impulsa a esforzarse y a tener la voluntad para mejorar sus condiciones de vida. El acto de emprender implica tomar decisiones acertadas que respalden los proyectos de vida, asumiendo una postura responsable frente a sus elecciones y reconociendo las consecuencias futuras.

 

De acuerdo con Farhat et al., (2021), existen acciones o escenarios que pueden obstaculizar el emprendimiento al debilitar al individuo, limitar su capacidad de relacionarse en la pluralidad y generar comportamientos que descuidan, abandonan o aíslan a otros. La interacción entre pares brinda la oportunidad de poner a prueba la capacidad de elección y discernimiento y es apoyo fundamental para avanzar y brindar fortalezas y enfrentar desafíos.

 

Algunas de las características personales del sujeto ético emprendedor, direccionador, reforzador, soportador y relacionador, enfoca sus interacciones sociales hacia las capacidades para establecer conexiones significativas con otros, encontrando en los otros, el impulso que activa la voluntad para seguir avanzando en el logro de los objetivos que se desean alcanzar. Estas características personales son fundamentales para el emprendimiento, ya que guían, fortalecen, sostienen y facilitan las acciones hacia el logro de proyectos de vida.

 

Finalmente, Valdiviezo, & Gallardo, (2020), indican que la investigación científica enfatiza la influencia del contexto social sobre el emprendimiento, destacando la diversidad de concepciones que pueden surgir y la necesidad de comprender el emprendimiento como un proceso que busca mejorar la calidad de vida y garantizar el bienestar, promoviendo el desarrollo humano y la acción ética, a partir del impulso de todo ser humano en la satisfacción de conseguir lo que desea. Es alentador considerar un enfoque diferente del emprendimiento, basado en las ciencias sociales, que responsabiliza al individuo de sus acciones y promueve la libertad y el conocimiento de sí mismo.

 

Este enfoque busca contribuir a la consolidación de propuestas orientadas hacia el desarrollo humano. Es crucial, seguir investigando sobre el emprendimiento desde esta perspectiva, utilizando metodologías cualitativas para explorar su relación con el desarrollo humano y las fuerzas que generan el impulso y/o voluntad para emprender. En este contexto epistemológico, la generación de nuevos conocimientos contextualizados puede impactar en acciones que impulsen el desarrollo humano de manera significativa.

El emprendimiento y el desarrollo humano a partir de la voluntad individual están estrechamente vinculados. El emprendimiento implica iniciar y administrar un negocio, mientras que el desarrollo humano se centra en mejorar la calidad de vida de las personas y, puede beneficiar al desarrollo humano de diversas maneras. Por un lado, puede generar empleo y aumentar los ingresos, también puede impulsar la innovación y el crecimiento económico, pero, además ayuda a las personas a desarrollar sus habilidades. En síntesis, el emprendimiento y el desarrollo humano se complementan mutuamente, ya que cada uno puede potenciar al otro.

 

Conclusiones

 

Sin ninguna duda el emprendimiento, como manifestación de la voluntad humana, juega un papel fundamental en el desarrollo personal y colectivo. A través de la iniciativa emprendedora, los individuos y grupos no solo buscan oportunidades económicas, sino que también se embarcan en un viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal. Este proceso dialéctico requiere una fuerte determinación y capacidad de adaptación, cualidades que forjan el carácter y, al mismo tiempo, promueven la resiliencia. La voluntad emprendedora, por tanto, se convierte en un catalizador del desarrollo humano, impulsando a las personas a superar obstáculos y a materializar sus visiones empresariales en realidades tangibles.

 

Desde una perspectiva reflexiva, el emprendimiento trasciende la mera creación de negocios; representa una filosofía de vida basada en la proactividad y la innovación constante. En esencia y existencia, esta mentalidad fomenta un ciclo virtuoso de aprendizaje continuo y mejora personal, donde cada desafío se convierte en una oportunidad de crecimiento. Por lo tanto, la voluntad emprendedora alimenta la curiosidad intelectual y la creatividad, estimulando el desarrollo de habilidades cognitivas y emocionales. Además, al enfrentar riesgos calculados y tomar decisiones cruciales, los emprendedores cultivan una mayor conciencia de sí mismos y de su entorno, contribuyendo así a su madurez personal y profesional.

 

Por las razones aludidas a lo largo de este ensayo, el impacto del emprendimiento en el desarrollo humano se extiende más allá del individuo, influyendo positivamente en las comunidades y sociedades. Los emprendedores, movidos por su voluntad de cambio, a menudo abordan problemas sociales y ambientales, generando soluciones innovadoras que mejoran la calidad de vida de las personas. Bajo determinadas condiciones, esta contribución al bien común refuerza el sentido de propósito y realización personal, alineando el éxito individual con el progreso colectivo de tipo sostenible. En última instancia, la sinergia entre emprendimiento y desarrollo humano, impulsada por la fuerza de voluntad, no solo transforma vidas individuales, sino que también tiene el potencial de catalizar cambios significativos a escala global.

 

Referencias Bibliográficas

 

Alean, A., Del Río. J., Trujillo, R., & Rodríguez, C. (2016). ¿El Emprendimiento como Estrategia para el Desarrollo Humano y Social? Saber, Ciencia y Libertad, 12(01), 107-123. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6069704.pdf

Álzate, A. (2017). Emprendimiento. Fundación Universitaria del Área Andina. https://digitk.areandina.edu.co/bitstream/handle/areandina/1207/Emprendimiento.pdf?sequence=1

Arendt, H. (2002). La vida del espíritu. Paidós.

Bravo, I., Bravo, M., Preciado, J., & Mendoza, M. (2021). Educación para el emprendimiento y la intención de emprender. Revista Economía y Política, (33), 01-17. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=571165147008

Cardona, R. (2015). Orientación emprendedora y capacidades para el emprendimiento corporativo en las Pyme: de la intención a la acción. (Doctorado en Administración) Universidad Eafit. Escuela de Administración. https://core.ac.uk/download/pdf/47251744.pdf

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